viernes, marzo 29, 2024
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EL ACUERDO QUE CONDENÓ A UN CONTINENTE

Por: Carlos Andrés Echavarría Blandón.

Esta es la última entrega sobre la crisis de los misiles cubanos, un especial que se realizó con el fin de ilustrar al lector sobre los juegos que se realizan en la geopolítica internacional, en donde se presentan amenazas reales o ficticia con el fin de conseguir algún objetivo estratégico y muchas veces los vencedores no son los que las personas del común creen.

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Hoy en Ucrania se vive una gran tensión sobre la posible invasión rusa, pero, analizando las consecuencias de un posible enfrentamiento bélico, los mismo rusos saben que no tendrían como responder a un ataque coordinado internacional, pero su fin es tomarse de a poco el país oriental desestabilizándolo desde adentro, incluso el autócrata Putin ya comenzó a dialogar con varios países europeos como Alemania y Francia, en donde dice retirar sus ejércitos con la condición de que los occidentales no intervengan en la lucha por la independencia de las provincias limítrofes con su país que son pro-rusos. Una amenaza en la cual, sin disparar un solo cartucho, va a tomarse otra porción de Ucrania como ocurrió en el 2014 cuando se estableció en la península de Crimea.

Volviendo a la crisis de los misiles, en el capítulo anterior se expusieron todos los acontecimientos efectuados en las últimas dos semanas del mes de octubre de 1962, en donde la extinción como especie estuvo realmente cerca.

Para una mejor comprensión de todo el material, se recomienda al lector repasar los artículos previos a esta entrega final.

EL RELOJ DEL APOCALIPSIS MARCA LAS 11:58 P.M.

LA GRAN APUESTA Y EL JAQUE A UN IMPERIO

LA CONFIRMACIÓN DE LOS MISILES EN LA ISLA DE CUBA

LA CRISIS DE LOS MISILES CUBANOS

EL ACUERDO ENTRE PERSONAS QUE NO ERAN DE CONFIAR

La comunicación vía telegrama era muy lenta y no se podía entrar en detalles, además podría ser interceptada en algún momento, por tal razón, los presidentes Kennedy y el primer ministro Kruschev deciden enviar delegaciones para reunirse en un lugar secreto. El lugar seleccionado fue un restaurante chino de la ciudad de Washington, el futuro del mundo se decidía en un restaurante de comida rápida. La delegación americana estaba en cabeza del fiscal general Robert Kennedy y a la cabeza de la delegación soviética estaba el embajador del país antes los Estados Unidos. El objetivo de la reunión era uno solo: comprobar si la oferta de “canjear” las bases de misiles americanas ubicadas en Italia y Turquía por la base soviética en la isla de Cuba, era una propuesta real del Kremlin, a lo que el embajador respondió que sí.

Por otro lado, en la Casa Blanca, el Consejo de Seguridad del presidente Kennedy estaba en contra de la propuesta de canjear bases militares, debido a que esa acción restaría mucho la autoridad de la OTAN, eso sin contar con que nuevamente los Estados Unidos traicionaría a sus aliados en la misión de protegerlos, ya que dejaría a toda Europa occidental sin protección ante un posible ataque de los soviéticos. Las bases tenían un poder disuasorio fundamental para la protección de los aliados americanos en Europa occidental.

El día 28 de octubre de 1962, el presidente Kennedy tomó una decisión, le escribió al primer ministro Kruschev que aceptaba la propuesta con la condición de que se tenían que desmantelar las bases de los misiles en Cuba de manera inmediata y tener la promesa de que la URSS no volvería a enviar ese tipo de armamento a la isla; a cambio los Estados Unidos desmantelarían las bases en Turquía e Italia. También le dejó claro al primer ministro dentro de su propuesta que los desmantelamientos de las bases americanas solo se harían seis meses después de que la URSS retirara los misiles de Cuba con supervisión de la ONU, de esa manera se aseguraría que los soviéticos cumplirían con su parte. Kruschev aceptó los términos, pero incluyó una cláusula, la promesa de que los Estados Unidos NUNCA intervendría en la política de la isla de Cuba.

Un acuerdo secreto en esos términos, en donde el enemigo comenzaba a retirarse sin contraprestación visible para la opinión pública, le garantizaba a Kennedy una impresión popular de victoria que catapultó su popularidad y con ello arrastró a los candidatos de su partido para la contienda electoral conocida como las elecciones de medio termino, eso sin contar que muy posiblemente podría ganar la reelección como presidente en el año 64, la cual no se dio por el magnicidio del líder, -pronto se presentará un artículo sobre el asesinato de JFK-

Ese mismo día, luego de estar todo acordado entre Estados Unidos y la Unión Soviética, Kruschev recibe un telegrama de Fidel Castro desconocedor de que ya había un pacto entre las potencias, el cual fue célebremente llamado, “la carta del Armagedón”, en la que decía “creo que la agresividad de los imperialistas es sumamente peligrosa y si efectivamente realizan el brutal acto de invadir Cuba en violación del derecho y la moral internacional, ese sería el momento de eliminar para siempre ese peligro mediante un acto de clara legítima defensa por dura y terrible que sea, esa sería la solución” Castro no sabía que Kruschev ya le había salvado la vida a él y a los 8 millones de cubanos, además le garantizaba vivir sin el peligro constante de una invasión. Fidel Castro solo quería pelear y si con ello era devastada la isla, no le importaba en lo más mínimo. El desprecio por la vida ajena fue llevado hasta el límite durante su dictadura que aún continua 63 años después.

UNA LLAVE SALVÓ AL MUNDO

Ese mismo 28 de octubre y con el acuerdo logrado, un submarino soviético que tenía armas nucleares dentro de su arsenal, intentó atravesar el bloqueo marítimo. Un destructor de la flota americana lo detectó y le lanzó cargas de profundidad, las cuales no dieron en el blanco, pero fueron detectadas por el submarino y las consideraron como una agresión.

En ese nivel de prevención de ambos ejércitos, había una orden de estricto silencio para los submarinos, de esa manera se minimizaba la posibilidad de ser detectados por los radares, así que la decisión de responder el ataque o no dependía del capitán del submarino.

El capitán del submarino consideró que ese ataque solo significaba que la guerra había comenzado, que no era posible que se intentara destruir un submarino nuclear por cruzar el bloqueo a menos de que ya hubiera estallado la guerra, así que dio la orden de preparar las armas para lanzamiento.

Para lanzar misiles nucleares en un submarino soviético de la época, era necesario tener tres llaves, cada una al mando de los tres principales rangos dentro de la nave, obviamente el capital tenía una de ellas y las otras dos estaban al mando de dos subalternos. Uno de ellos se opuso al lanzamiento diciendo que para ello era necesario primero comprobar si estaban o no en guerra.

La comprobación propuesta era terriblemente complicada, ya que tenían que subir a altura de periscopio, lo que los volvía muy vulnerables a cualquier ataque, además si se arriesgaban a realizar esa acción y eran detectados por las ondas radiales que debían emitir para comprobar que estaban en guerra en contra de los Estados Unidos, sería muy fácilmente hundido por cualquier barco americano que cubrían todo el sector.

No se llegó al conceso de las tres llaves, así que por falta de una ellas no fue posible realizar el lanzamiento nuclear, en caso de haber sido lanzado ese misil hubiera sido imposible detener la guerra.

Luego de la crisis de los misiles, el capitán que se negó a autorizar el lanzamiento, fue destituido y todas sus condecoraciones fueron retiradas por considerar que su accionar durante esos momentos fue un acto de cobardía. El mundo nunca le agradeció a ese marino su acto de valentía.  

UN VUELO INESPERADO

Otro evento del 28 de octubre sucedía al otro lado del mundo en el océano Ártico; un avión del modelo U2 sobrevoló espacio aéreo de la Unión Soviética en las islas Diomedes, el cual, al ser detectado por los soviéticos, inmediatamente enviaron aviones caza para interceptarlo. El U2 al ver que se acercaban los cazas soviéticos viró en dirección de los Estados Unidos y envió un mensaje de emergencia a la base ubicada en Alaska, quienes enviaron inmediatamente a sus aviones cazas para protegerlo.

Al ver los soviéticos que el U2 ya contaba con escolta desistieron de la intercepción y ordenaron a sus aviones a retornar a la base, al fin y al cabo, los americanos ya estaban en retirada.

Otro posible encuentro que pudo desencadenar en una catástrofe. Muchos involucrados, muchas armas y un error podría desatar el caos.

EL ACUERDO FINAL

Para sellar un acuerdo definitivo, como Kruschev había hecho la propuesta de manera pública en su alocución del 27 de octubre, el presidente Kennedy al aceptar las condiciones también debería realizar una alocución a nivel nacional que cerrara este impase de manera definitiva.

El 29 de octubre a las 10 de mañana hora del este de los Estados Unidos, con la oposición de algunos de sus asesores, Kennedy aceptó la oferta soviética y ordenó el desmantelamiento de las bases ubicadas en Turquía y en Italia.

Luego de la alocución, el presidente Kennedy le escribió una carta al presidente Kruschev donde le dijo: “Considero que mi carta del 27 de octubre y respuesta de hoy son compromisos firmes por parte de nuestros dos gobiernos que deben cumplirse con prontitud, Estados Unidos hará una declaración en el marco del Consejo de Seguridad de la ONU en referencia a Cuba de la siguiente manera: declarará que los Estados Unidos de América respetará la inviolabilidad de las fronteras cubanas, su soberanía y que se compromete a no interferir en los asuntos internos de Cuba, a no entrometerse y a no permitir que nuestro territorio sea utilizado como cabeza de puente para la invasión de Cuba y frenará a quienes planeen llevar a cabo una agresión contra Cuba, ya sea desde territorio estadounidense o desde el territorio de otros países vecinos a Cuba

De esa forma, la dictadura castrista tenía a las dos superpotencias protegiéndola, ¡que daño le hizo a todo el continente esa diplomacia de Kennedy!

RETIRO DE LOS MISILES

Durante las semanas siguientes el bloqueo continuó para asegurarse que los soviéticos estaban cumpliendo con su palabra. El reconocimiento aéreo evidenciaba que se estaban desmantelando todos los complejos militares y los americanos descubrieron que en la isla ya había 162 ojivas nucleares, los soviéticos habían introducido a Cuba, 10 veces más armas de las que tenían estimadas.

No solo se llevaron los misiles y las ojivas nucleares, también las baterías antiaéreas, los aviones caza y los bombarderos; el día 2 de noviembre el presidente Kennedy dio un discurso sobre el avance de los compromisos pactados pero que seguiría el bloqueo hasta que el último misil fuera retirado de la isla.

Adicionalmente, unos misiles tácticos con capacidad nuclear que no sabían los americanos que estaban en la isla y por ende no habían quedado dentro del compromiso de retirarlos, los soviéticos los sacaron, no confiaban que esos “juguetes” estuvieran bajo la potestad de los Castro.

El día 20 de noviembre, luego de verificar que ya no quedaba nada en la isla de Cuba, se dio por terminado el bloqueo y el mundo pudo nuevamente respirar tranquilo.

Los niveles de defensa bajaron a DEF4 como antes de la crisis y se mantuvo ese status quo entre las dos superpotencias hasta el colapso que dio fin a la URSS en 1991.

LA LECCIÓN DE KRUSCHEV

Ante ese retiro del armamento, Ernesto “El Ché” Guevara se sintió completamente traicionado por la Unión Soviética, los declaró indignos de confianza y escribió fuertemente sobre la cobardía de los nuevos jerarcas, que se habían corrompido y que se habían alejando de las enseñanzas de Lenin y Stalin.

Lo único que pudo hacer al respecto fue crear manifestaciones populares en contra del primer ministro ruso en donde el eslogan era “Nikita mariquita, lo que se da no se quita

Para controlar los daños ocasionados entre Cuba y la URSS, en donde Castro y su grupo entendieron que ellos eran solo peones dentro del ajedrez de poder internacional, Kruschev se reunió con Carlos Rafael Rodríguez, el delegado de Castro ante el gobierno soviético en Moscú.

La conversación fue grabada, así que su registro puede ser consultado por el lector.

Nikita Kruschev, Y bien ¿ya ha pasado el shock?

Carlos Rafael Rodríguez, El shock no ha pasado completamente… todos deseamos que este asunto de las discrepancias originadas entre nosotros no se repita en distintas medidas (…)

NK: Nosotros también hemos sentido mucha amargura. Jamás hemos declarado que los cohetes van a servir para convertir a Cuba en una plaza de armas contra el imperialismo. Solo los tontos pueden sostener que emplazamos los cohetes allí con el propósito de mantenerlos. Consideramos que hemos obtenido una victoria para Cuba y para la Unión Soviética, que los objetivos que nos proponíamos al llevar los cohetes allí se han obtenido” En ese párrafo Kruschev le explica al delegado cubano la verdadera intención del emplazamiento de los misiles.

Continúa con su relato: “NK: Cuando Fidel declaró que estaba en contra de la medida, nos hemos preguntado: ¿Qué diablos nos ha empujado a llevar los cohetes a Cuba ¿Por qué hemos hecho esto, arriesgando tantas cosas? Y siempre nos hemos tenido que contestar: lo hicimos pensando en Cuba, y ahora nos contestan de esta manera”. En este párrafo se evidencia el claro malestar que se tenía con Fidel Castro, quien hasta el último minuto clamó por una guerra y nunca comprendió la magnitud de los eventos que estaban pasando a su alrededor.

Continúa: “NK: Nosotros estamos convencidos de que si no hubiéramos situado cohetes en Cuba ya Cuba estaría aplastada. Kennedy hubiera emprendido un ataque antes de las elecciones. Claro que ustedes son orgullosos, pueden -morir como héroes-, están dispuestos a hacerlo, pero eso no resuelve los problemas” Aquí Kruschev le estaba dando una cátedra de política internacional a un discípulo y le mostraba como un bando en inferioridad podía derrotar al ejército más grande del mundo sin disparar una sola bala.

Sigue su exposición “NK: Hay que pensar en eso. La gente no quiere morir, la gente quiere vivir. No se le puede dar un programa para morir” aquí deja evidenciado que los actos heroicos que tenían en mente tanto Guevara como los Castros, eran pura ciencia ficción en sus mentes distorsionadas. Las personas las impulsa el deseo de seguir con vida, por ello, unos pocos pueden conquistar vastos territorios, nadie desea luchar si en el proceso puede perder la vida, prefieren perder la libertad.

Ahora sigue con una bofetada que hizo reaccionar a todo un país: “NK: Ahora existe el compromiso de no agredir a Cuba, ahora existe Cuba” El objetivo de los soviéticos de tener una punta de lanza del comunismo en el continente americano, estaba cumplido.

Y para terminar una bofetada para los que pensaron que Estados Unidos ganó durante la crisis: “NK: Hemos encontrado más dificultades con ustedes, -los cubanos- que con Kennedy

CONCLUSIÓN

Luego de recordar lo sucedido durante esos 35 días que por poco desembocan en la extinción de la especie humana, se puede comenzar a analizar las verdaderas intensiones del déspota que hoy gobierna a Rusia, quien durante sus años mozos fue entrenado en la KGB por los mismos protagonistas de la crisis de los misiles.

Claramente la intención de Putin no es sostener las dictaduras de Venezuela o de Cuba, al día de hoy son dos países sin importancia en el ámbito global y con la tecnología actual de las armas, ya no es necesario tener bases militares por todo el mundo, incluso el dictador norcoreano Kim Jong Un comprende la tecnología de los misiles hiper sónicos de baja altura, los cuales son casi indefendibles por los sistemas convencionales.

Las políticas del Kremlin son de infundir miedo, que los rivales eviten la confrontación a toda costa y para ellos, cedan ante las pretensiones del mandatario, tal como lo hizo el presidente Kennedy.

El sueño de Putin es recobrar todos los estados que conformaban la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y pasar a la historia como un emperador conquistador que retorno la grandeza a la madre Rusia.

¿Serán los mandatarios locales propensos a esos chantajes?

Enlaces de los capítulos anteriores

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