La carrera por la renovación de la flota aérea de combate de Colombia ha tomado un giro inesperado. Aunque todo parecía indicar que el país se inclinaría por los aviones Gripen, de fabricación sueca, Estados Unidos ha presentado una oferta que busca inclinar la balanza a favor de los cazas F-16.
Colombia enfrenta la necesidad de reemplazar sus aviones Kfir, de origen israelí, que están llegando al final de su vida útil. En este contexto, la propuesta de Saab con sus Gripen parecía adaptarse mejor a las necesidades y limitaciones presupuestarias colombianas, especialmente por su bajo costo de mantenimiento a largo plazo y su tecnología avanzada. Sin embargo, el gobierno estadounidense no está dispuesto a ceder terreno y ha lanzado una oferta estratégica que combina venta y donación de aviones F-16.
La propuesta de Estados Unidos: una jugada estratégica
Estados Unidos ha ofrecido inicialmente ocho F-16 de media vida, actualmente en servicio en Jordania, por un precio unitario de $45 millones de dólares, la mitad del presupuesto total de $600 millones de dólares. Aunque se trata de aviones usados, Washington propone repotenciarlos para extender su vida útil y garantizar su operatividad.
La propuesta no se detiene ahí. En un movimiento estratégico, Estados Unidos promete que si se compran estos 8 aviones iniciales, donaría otros 24 aviones F-16 adicionales en la próxima década. Esto se enmarca en su proceso de transición hacia los más modernos F-35, lo que ha dejado en desuso buena parte de su flota actual de F-16.
Como si fuera poco, los norteamericanos plantean que crearán un centro de entrenamiento de pilotos, acompañado de un centro de mantenimiento permanente y de incorporación de tecnología moderna en sus procesos de repontenciación y que estos centros los ubicarían en la base aérea Palanquero a orillas del Río Magdalena en la Dorada. Este centro no solo facilitaría la operación de los F-16 en Colombia, sino que también reforzaría la capacidad técnica y logística de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC).
Los estadounidenses argumentan que los F-16 tienen ventajas clave sobre los Gripen, como mayor compatibilidad tecnológica con sistemas navales y de la OTAN, lo que fortalecería la cooperación militar entre Colombia y Estados Unidos. Además, el acompañamiento técnico y asesoría permanente garantizarían una integración más fluida con las fuerzas estadounidenses en la región.
El dilema: Gripen vs. F-16
La elección no es sencilla. Los Gripen de Saab son reconocidos por sus costos operativos significativamente más bajos y su capacidad para operar en condiciones desafiantes, como las de Colombia. Por su parte, los F-16 ofrecen una tecnología más probada en combate, pero con un costo operativo más elevado a largo plazo, pero la nueva oferta de Estados Unidos, los hace más baratos para la adquisición y promete triplicar la flota inicial.
Además, la propuesta estadounidense plantea una dependencia técnica y estratégica que podría ser vista como una herramienta de influencia geopolítica. Los Gripen, en cambio, representan una alternativa más independiente, aunque con menos soporte internacional en caso de conflictos regionales.
La decisión final, en manos de Petro
El presidente Gustavo Petro deberá definir antes de fin de año qué oferta será aceptada. La decisión no solo tendrá un impacto en la defensa nacional, sino también en las relaciones bilaterales con Estados Unidos y Suecia.
La propuesta final de Estados Unidos será entregada la próxima semana y promete añadir más elementos para influir en esta decisión crucial. Mientras tanto, expertos en defensa señalan que, más allá de los costos iniciales, la sostenibilidad operativa y la independencia tecnológica serán factores determinantes en esta adquisición histórica para la Fuerza Aérea Colombiana.