jueves, abril 18, 2024
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(EDITORIAL) Petro, acorralado por las dificultades

Después de la tempestad desatada por los resultados del pasado 19 de junio, ya se puede predecir, con mayor claridad, el futuro inmediato de Colombia, ese que comenzará a partir del próximo 7 de agosto, cuando el terrorista Gustavo Petro asuma la Presidencia de Colombia.

Para algunos, resultaría prematuro elaborar un mapa de apoyos y rechazos para el nuevo gobierno. Sin embargo, poco a poco surgen las señales que mostrarían la recomposición de las fuerzas políticas, económicas y sociales del país, de cara al mandato del denunciado internacionalmente, Gustavo Petro Urrego.

Uno de los aspectos clave tiene que ver con el poder legislativo, escenario que quiere cooptar rápidamente el presidente electo, por lo cual, se ha empeñado a fondo en conquistar a los liberales «rodolfistas» y a los hipoglucémicos –por aquello de la necesidad ingente de mermelada– de la U, de tal manera que pueda acercarse a contar con las mayorías en el Congreso.

Es que Petro y su corrupta plana mayor, saben que será todo un desafío el gobernar sin un legislativo favorable, máxime si el objetivo es cambiar el modelo económico y hasta político y social del país. Semejante empresa no será posible, sin los vientos favorables de un Congreso sumiso a las determinaciones del líder comunista.

Sin embargo, el Congreso es solo uno de los obstáculos que tendrá Petro. Los informes de una inminente reforma tributaria, prácticamente calcada de la que presentó el exministro Carrasquilla y que fue aprovechada por el ahora gobernante para incendiar las calles; podría reducir significativamente los apoyos de la ciudadanía que, ingenuamente, creyó que Petro los pondría a «vivir sabroso». Los anuncios de sus asesores económicos indican que el nuevo gobierno tratará de imponer una cascada de impuestos que afectará el bolsillo y el bienestar de todos los colombianos.

Otra dificultad que tendrá que esquivar el nuevo gobierno es que no cuenta con el respaldo de las Fuerzas Armadas, quienes por honor y dignidad no estarían dispuestas a hacerle concesión alguna al presidente. Ellos, los militares, han sido el blanco de los ataques retóricos y armados de Petro y compañía, lo que los convierte, sin eufemismos, en enemigos de los uniformados de las distintas fuerzas del orden.

Para completar, uno de los poderes del Estado se quitará la máscara y mostrará su verdadero rostro. Desde hace varios años, se esperaba que cada decisión judicial tuviera una postura procomunista. Sin embargo, la realidad es que el aparato judicial, con las cortes a la cabeza, han diseñado su propia agenda política y, por tal razón, comenzarán a cumplir aquello que, en su momento, dijo Augusto Ibañez, expresidente de la Corte Suprema de Justicia: «estamos viviendo el siglo de los jueces.»

Así las cosas, Petro no será un obstáculo para ese gobierno de los jueces, quienes consideran que el Estado Social de Derecho les entrega el control de los derechos fundamentales, arrebatándole esa potestad al mandatario de turno. Por tal razón, se dibujan en el firmamento, oscuros nubarrones con truenos, rayos y centellas por cuenta de los choques entre la ambición totalitaria del criminal Petro y la agenda propia del poder judicial colombiano.

No obstante, las dificultades de Petro no son buenas noticias para los colombianos. Es que, al carecer de las mayorías en el Congreso, al tener a la ciudadanía contrariada y cada vez más inconforme, al no contar con las FF AA y al competir, en desigualdad de condiciones, con el partido de los jueces; el panorama sombrío podría llevar al presidente electo a tomar medidas de fuerza, a conjurar el descontento a sangre y fuego, a empoderar a los milicianos del terrorismo, estimulando el control social a través de fuerzas paramilitares integradas por grupos armados organizados y la Primera Línea.  

Si Petro se percibe acorralado, castigará a la ciudadanía y la someterá al hambre y a miseria, tratando de destruir de un plumazo la institucionalidad y la economía nacional. Aquel que decide empuñar las armas para combatir la Constitución y la Ley, está dispuesto a lo que sea, con tal de conservar la parcela de poder que ha adquirido. El asesino, secuestrador y terrorista Gustavo Petro, al que algunos reconocerán como su presidente, hará lo necesario para someter a Colombia y enfrentará a cualquier poder que quiera interponerse en su camino.

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