El panorama de orden público en Antioquia no es muy alentador. Cada región y cada municipio está siendo manejado por grupos al margen de la ley y son los mismos residentes los que afirman que sus territorios están sumergidos en la violencia, aunque muchos se resistan a creer, así es. El recorrido es el siguiente: en el Bagre, el ELN; en Yarumal, las Farc; en el Oriente, el Clan del Oriente; en el Norte y Nordeste, el Clan del Golfo.
Todo apunta a que la ilegalidad maneja el departamento a su antojo, muestra de ello es la situación que se ha vivido en los últimos catorce días bajo el paro minero, un fin de semana que pese al toque de queda decretado por la gobernación de Antioquia, en Cáceres se intentó quemar la subestación de Policía, desmanes en Caucasia y Tarazá. En total resultaron 6 personas heridas.
Que Antioquia está sitiada en las zonas en donde se podría recortar el departamento, para crear nuevos según la propuesta del comunista Gustavo Petro, el Bajo Cauca y el Nordeste, parece algo coincidencial. Pero independientemente de si es o no coincidencia, el gobernador ha señalado la importancia de verificar el cese al fuego con diferentes grupos armados.
Cabe recordar que el ministro de Defensa ha liderado varios consejos de seguridad en Antioquia justo cuando se decretó la paz total y el cese bilateral al fuego, ambos en Sonsón y Ciudad Bolívar.
Dentro de los objetivos de estos consejos de seguridad con el ministro de Defensa a bordo, estaba el implementar acciones porque el orden público no era fácil y los ciudadanos en su momento indicaron que estaban siendo objeto de chantaje de uno u otro grupo armado.
Antioquia está sitiada por cuenta de la imposibilidad de que sus habitantes puedan movilizarse y el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, parece que perdió el liderazgo ya que, como primera autoridad de policía en el departamento, no se le ve coordinando planes de seguridad con el Ejército. Sencillamente ha sido parco, sin decisión para tomar medidas que levanten el paro minero y todo vuelva a la normalidad.
Si bien Aníbal Gaviria Correa convocó a un plantón para enviar un mensaje de solidaridad a los habitantes del Bajo Cauca, Nordeste y Norte por el paro minero y la difícil situación, eso solo son pañitos de agua tibia, no hay soluciones de fondo y él está dejando todo en manos del Gobierno Nacional. Al mandatario de los antioqueños no se ve coordinando ni dirigiendo una caravana humanitaria por iniciativa propia.
La sensación que hay en las calles de estos municipios tan afectados es que el gobernador se lava las manos con el Gobierno Nacional y solo está a la espera de lo que se lidere desde presidencia.
Aunque otros pueden decir que sí está haciendo algo, nadie lo sabe, porque sencillamente entregó esta situación a otros, lo que es de extrañar porque Aníbal Gaviria tiene la capacidad de líder y su liderazgo puede ir más allá de solo decretar un toque de queda, decisión que tampoco fue respetada.
A Gaviria no se le ha visto creando un corredor humanitario aéreo para el traslado de pacientes, todo se lo dejó al Ejército, como dicen por ahí «que lo hagan otros».
El comercio hoy está abierto, pero los mismos habitantes han manifestado que están viviendo en una incertidumbre, porque en cualquier momento se pueden registrar desmanes y pueden obligar a los comerciantes a cerrar sus negocios de nuevo.
Sobre la reapertura del comercio, esta no fue por la gestión del gobernador Aníbal Gaviria, pues según habitantes de estas subregiones, él no ha convocado a una mesa técnica para buscar una solución.
Muchos se preguntan: ¿cuál ha sido el plan de acción para abastecer de oxígeno a los hospitales que hoy no tienen?
¿Qué pasó con el liderazgo de Aníbal Gaviria? Porque ese letargo y esa actitud de dejar todo en manos del gobierno nacional le puede pasar factura a su candidato a la Gobernación de Antioquia, Luis Fernando Suárez, quien si estuviera encargado de la administración departamental estaría al frente de la situación gestionando.
La gente en las calles no ve la acción de Aníbal Gaviria, se le ha visto más como activista que como gobernador, se sienten solos y así lo han manifestado varios sectores productivos de la zona.
Antioquia esta sitiada, o como dicen los directamente afectados por el paro minero, están secuestrados en sus propios territorios y el miedo es el panorama actual.