Por: Carlos Andrés Echavarría Blandón
El presidente Iván Duque en alocución transmitida por diferentes medios de comunicación anunció al país que pide el retiro de la Reforma Tributaria del Congreso de la República y de esa manera queda como el único gran perdedor por los disturbios presentados en todo el país desde el pasado jueves.
Sin importarle la recomendación del jefe natural de su partido político, Álvaro Uribe Vélez, quien le pidió al presidente no presentar una reforma tributaria en un momento tan crítico de la economía nacional y mucho menos sin la concertación entre todos los partidos políticos del país, Iván Duque con su ministro de Hacienda y Crédito Público, Alberto Carrasquilla, propusieron una reforma tributaria completamente agresiva en contra de los colombianos, la cual fue repudiada por los ciudadanos desde su conocimiento.
Todos los lados del espectro político se unieron para solicitarle al mandatario que retirara el proyecto; los medios de comunicación afines al presidente, le rogaban que no continuara con la iniciativa; los ciudadanos lo criticaban en las redes sociales y aun así, como si fuera el más vil de los dictadores déspotas y autoritarios, siguió con su iniciativa, anunciando a la opinión pública de la necesidad de la reforma por medio de falacias para atraer adeptos, los cuales nunca llegaron.
La izquierda radical convocó marchar que se tradujeron en desmanes y actos vandálicos en todas las latitudes del territorio nacional, y hoy, domingo 2 de mayo, el presidente reculó con el siguiente mensaje, “le solicito al congreso de la república, el retiro del proyecto radicado por el ministerio de hacienda y tramitar de manera urgente un nuevo proyecto fruto de los consensos” dándole a los impulsadores del caos, una victoria que sacan a relucir como fue el caso del trino del Senador Gustavo Petro presentado a continuación:
La prepotencia y la incompetencia para analizar las condiciones del país, dejaron en el peor de los mundos al presidente, debido a que si seguía con la iniciativa, TODOS los partidos políticos se la iban a tumbar, nadie estaba a favor de incrementar impuestos en una época de campaña preelectoral y que afectaba claramente el desarrollo del país; y si por el contrario la retiraba, como sucedió el día de hoy, también perdió porque se vio como un presidente sin carácter para manejar el orden público del país y que por temor a unos pocos desadaptados flaqueó y sucumbió ante esa presión.
El presidente intentó plantear una argumentación para demostrar lo necesario de la reforma debido a que los recursos eran muy necesarios para solventar un poco los efectos de la pandemia, declaró al respecto, “la reforma es necesaria para garantizar programas sociales como: prolongar el ingreso solidario que hoy beneficia a más de 3.4 millones de hogares; brindar educación universitaria gratuita a jóvenes de estratos 1, 2 y 3 y que hoy mediante el fondo de solidaridad educativa benefician a cerca de 700 mil estudiantes en las universidades públicas; extender el subsidio a la nómina del programa de apoyo al empleo formal, que ha beneficiado a cerca de 3.5 millones de trabajadores; extender la devolución del IVA a cerca de 2 millones de hogares vulnerables”, lo que nunca dijo era que el proyecto estaba tan mal estructurado que solo se basaba en el recaudo, sin tener en cuenta ningún recorte significativo del aparato estatal siempre creciente o sin la posibilidad de crear condiciones para el desarrollo del aparato productivo del país que permitiera que se crearan nuevos puestos laborales y así disminuir la carga de los beneficiarios de los subsidios.
Tan confundidos están los jóvenes marchantes, que sus consignas son en contra de la “ultraderecha” que maneja al país, pero como se evidencia en los planes que hoy pide el presidente tengan sostenibilidad fiscal en el tiempo, TODOS son de carácter socialista en donde la carga tributaria está en castigar a los más exitosos y generadores de riqueza con impuestos altamente progresivos y fomentando la desigualdad ante la Ley, como lo expresó en el mismo comunicado, “el principio de la propuesta es que las personas de mayor ingreso contribuyan solidariamente con los más vulnerables” y la manera en la cual pretende aplicar esa redistribución es, “una sobretasa a la renta temporal a empresas, prorrogar el impuesto al patrimonio de forma temporal, incrementar el impuesto a los dividendos transitoriamente, crear una sobretasa de renta a personas de mayores ingresos”
Nada más permanente que un impuesto temporal en Colombia, el impuesto del 2X1000 que nació en el año 1998, no solo cumplió la mayoría de edad, sino que ya pasó a ser del 4×1000. Así que las medidas impositivas solo tienden a agravarse con el tiempo dentro estos gobiernos socialdemócratas, los cuales son supremamente irresponsables con el gasto públicos, creando una dependencia de los ciudadanos más vulnerables de los planes del Estado y la manera de financiarse es por medio de la Deuda o incrementar los tributos a los generadores de riqueza, hasta que éstos se cansen como en la Rebelión de Atlas y abandonen el país a su suerte.
Posiblemente estamos en el gobierno de transición que se mencionaba en el Acuerdo de la Habana y los jóvenes no han comprendido que Duque les está dando una prueba de socialismo y lo que quieren es caer de lleno en él eligiendo a un zorro que solo espera recoger los frutos de su discurso de odio y división entre los colombianos.
