Se ha vuelto costumbre que los aliados del gobierno padezcan del efecto Chimoltrufia: «así como dicen una cosa, dicen la otra». Un día salen a decir que van a prohibir la venta de carros y después, con la cola entre las patas, aseguran que nunca hablaron de prohibición.
Otro petrista, famoso por los constantes resbalones verbales, fruto seguramente de una necesidad imperiosa de darse pantalla, es Gustavo Bolívar, quien en las últimas horas firmó la «muerte política» del alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina.
Bolívar aseguró que Ospina respaldó al Pacto Histórico en las pasadas elecciones, justo cuando hablaba de la corrupción rampante que padece la Sultana del Valle, tan parecida a la que padece la ciudad de Medellín con el otro aliado y lambón del Pacto Histórico, el ciudadano Daniel Quintero Calle. Claro que, en vista de los alardes prefabricados del «próximo presidente», no tiene nada de raro que los petristas hayan decidido mirar para otro lado cuando del zaqueo a Medellín se trata.
