No se trata simplemente del espectáculo bochornoso de las basuras esparcidas en las esquinas de la ciudad. Los olores ofensivos, el riesgo sanitario para la gente y el rechazo a la cultura del aseo, tradicional en los antioqueños, son símbolos del deterioro de Medellín.
En pleno centro de la ciudad, en la avenida Oriental con Calle 50, el aroma nauseabundo de la basura hizo presencia durante la marcha del 15 de febrero. Se sabe que la ineficiencia en la atención de las basuras es una de las características de la administración de Quintero Calle, por lo cual, no sería apropiado pensar en un acto de sabotaje para disuadir a los manifestantes.