El alcalde de Medellín Daniel Quintero, encerró por varios fines de semana a los medellinenses con medidas improvisadas sustentadas en que era la manera de evitar contagios por las aglomeraciones que se podían generar en las reuniones familiares durante las festividades de fin de año.
Los denunciantes recuerdan que cuando la emergencia hospitalaria y los casos se dispararon pese a los encierros, el alcalde señaló como responsables a los ciudadanos y su indisciplina y fue cuando arremetió contra las terrazas de los gastrobares de la zona de Provenza, que cumplían con los protocolos de bioseguridad enviando personal de la Secretaría de Salud a verificar que las en las mesas no hubiesen mas de dos personas.
Eso fue solo hace un par de semanas y si bien el índice de contagios ha bajado de manera importante, medidas como el toque de queda nocturno y la Alerta Roja hospitalaria se han prolongado mientras el llamado a mantener el distanciamiento social, se hace a diario en los boletines que expide la secretaría de salud del munIcipio.
No obstante, el Alcalde Daniel Quintero, una vez mas, queda en evidencia de cómo él mismo insiste en violar sus propias recomendaciones. El último episodio ocurrió anoche cuando Quintero se ufanaba de estar en el barrio Castilla al noroccidente de la ciudad disfrutando con la gente del partido Nacional-Chicó ocupando mesas en las terrazas de un bar del barrio sin que se mantuviera el distanciamiento social.
Cuando realizó el operativo en la zona de Provenza en el barrio el Poblado con los funcionarios de la Secretaría de Salud, varios de los negocios fueron cerrados aduciendo que en sus mesas, pese a que estaban en espacio abierto, no se cumplía con las normas.
Esas mismas normas y la falta de distanciamiento social en Castilla, fue permitido con su presencia y evidenciado en estas fotografías.
Esta vez, el alcalde se pasó de la raya poniendo en riesgo la salud de los ciudadanos convocados para acompañarlo y la suya propia. Entre los convocados estaban varios de sus secretarios de despacho como Participación Ciudadana, Juan Pablo Ramírez, quien recientemente se le vio haciendo campaña por los barrios, pasando de puerta en puerta repartiendo volantes promoviendo las votaciones del Presupuesto Participativo violando también los protocolos de bioseguridad.
Al alcalde no hay quien lo ronde y de ello habla la impunidad de sus actos violatorios que contrastan con las sanciones que se imponen por parte de la policía a los ciudanos que hacen exactamente lo mismo que se evidencia en las fotografías.
