viernes, abril 19, 2024
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De Caracas, con amor

Por John Marulanda
Desde el pasado domingo, se han venido encontrando -en reuniones preparatorias- las delegaciones del gobierno de Colombia y del ELN en Caracas, escenario cargado a la izquierda, como que el gobierno de Venezuela es afín a la ideología antiimperialista del grupo narcoterrorista, entre otras convergencias políticas.

Al mejor estilo oriental yihadista, el ELN promueve la Teología de la Liberación, creada por monseñor Gerardo Valencia Cano en Golconda, finca de Viotá, Cundinamarca, en julio de 1968. Algo de espíritu místico debe tener esa estructura, por cuanto ha resistido cinco intentos de negociación. Sacerdotes como Camilo Torres, muerto en 1966, José Antonio Jiménez en 1970, Domingo Laín Sáenz en 1974 y Manuel Pérez Martínez (alias ‘Poliarco’) en 1998, sin olvidar el activismo del jefe de la Comisión de la Verdad, el cura Francisco de Roux, que impregnan de religiosidad el movimiento, a pesar de su crueldad.

Masacres como la de Carabobo en febrero de 1995, Machuca en octubre de 1998, Táchira en octubre de 2009, Tumeremo en octubre de 2018, Escuela Santander en enero de 2019 y el secuestro masivo más grande de la historia del país en la parroquia La María en Cali, Valle, en mayo de 1999, son una buena carta de presentación de la gerontocracia del Comando Central (COCE), mientras su jefe militar, alias ‘Pablito’, autónomo e independiente, fue responsable del fusilamiento del Obispo de Arauca, Monseñor Jesús Emilio Jaramillo, en octubre de 1989.

En la actualidad, en Arauca, 293 es el total de homicidios por armas de fuego -97.2 por cada 100 mil habitantes-, con un incremento el 56 % comparado con 2021, estadística agravada si se tiene en cuenta que desde el 1° de enero hasta el 8 de noviembre de este año, se han reportado 306 homicidios con arma de fuego, la gran mayoría producto de enfrentamientos entre las FARC y el ELN, a lo que se agregan durante este último mes por lo menos una docena de desapariciones forzadas.

El ELN no solo reparte bolsas Clap con su propaganda en los hogares pobres de Venezuela; también distribuye cartillas a los niños de las escuelas de los estados fronterizos, instala alcabalas y confronta a sus enemigos farcianos con el apoyo de la FNB, sino que está en el último renglón de simpatía entre los colombianos según todas las encuestas vigentes. Simplemente, nadie lo quiere en Colombia. Y, además, es considerado un grupo terrorista no solo por la Unión Europea sino también por los Estados Unidos de América.

Las cuadrillas elenas que delinquen tanto en el andén pacifico colombo-ecuatoriano como en la frontera colombo-venezolana (Catatumbo), narcotrafican con intensidad y mercadean la minería ilegal, especialmente de oro, coltán y diamantes -extraídos del Arco Minero del Orinoco, en los estados Bolívar y Amazonas.

La sexta negociación

Venezuela ‘…ya no es solo un santuario. El ELN y los elementos de las disidencias de las FARC han echado raíces profundas en los estados fronterizos de Zulia, Táchira, Apure y Amazonas. Se han adentrado en el sur de Venezuela acercándose a la frontera con Guyana y dominando gran parte de la frontera con Brasil’, nos dice un experto. El ciudadano panameño alias ‘Nort’ hacía parte de una red de grupos de delincuencia organizada transnacional, con nexos con el ELN, mientras el grueso de los miembros del ELN son jóvenes colombianos, aunque también existe un alto porcentaje de venezolanos, ecuatorianos, bolivianos y guyaneses, repartidos en ocho frentes de guerra -que operan en 23 de los 32 departamentos de Colombia.

Los riesgos de la nueva causa política en Caracas, giran alrededor del desgaste de los tiempos tanto del político como del que legitima el proceso, de los recursos y de la ausencia de una estrategia comunicacional hacia la sociedad. El gobierno tiene, además, que lidiar con dos métodos simultáneos: seducir a los viejos del Comando Central (COCE) para que se atengan a un sistema de consumo occidental, y convencer a sus cuadrillas desplegadas a lo largo de las fronteras, inclusive las de Panamá, Perú y Brasil de reducir, y, en lo posible, parar el narcotráfico.

En una reunión informativa del Alto Comisionado para la Paz con miembros de la Junta Directiva de ACORE (Asociación Colombiana de Oficiales de las Fuerzas Militares en Retiro) en las instalaciones de la asociación de oficiales retirados, se aclaró la necesidad de monitorear con detenimiento los intereses fronterizos de Venezuela, no aceptar un cese bilateral al fuego, hacer concesiones simétricas de justicia para elenos y uniformados, no debilitar las capacidades castrenses del Estado, y recuperar el fuero militar. Sin embargo, a estas alturas, es menester asegurar que ninguno de los militares en retiro nombrados para la negociación son representativos del gremio.

Con el diálogo político que se inició con la suspensión por tres meses de las órdenes de captura de los diecisiete ahora negociadores, se inicia una nueva posibilidad de paz para Colombia. Sobresalen la presencia, que esperamos sea equilibrante, del presidente de Fedegan, José Félix Lafaurie y de la directora de Acopi, Rosemary Quintero. En su momento, lo mismo pensamos del General Mora y las FARC en La Habana, otro escenario cargado a la izquierda.

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