sábado, abril 13, 2024

¿Cuál cambio?

Por: Carlos Andrés Echavarría Blandón.

El evento más significativo en política durante la semana que hoy termina, fue la suspensión temporal a Daniel Quintero del cargo de alcalde de Medellín debido a su presunta participación en política.

La gota que rebasó el vaso de la Procuraduría, en cabeza de la abogada Margarita Cabello, fue el mensaje de Twitter posteado por el mandatario local en donde estando abordo de un vehículo de transmisión manual, hizo una alusión a las elecciones que se realizarán el próximo 29 de mayo diciendo: “El cambio es en primera”, dando a entender, sin confusión alguna, que su pretensión es que sea elegido presidente del país el candidato de la Colombia Humana, Gustavo Petro Urrego. Ante la afirmación del alcalde cabe preguntarse, ¿qué se desea cambiar?

Para muchos colombianos, la situación del país está muy lejos de ser tolerable debido a los múltiples problemas sociales, económicos y de seguridad; que las últimas administraciones no han sido lo suficientemente capaces para presentar una mejoría sostenible en todos esos aspectos. Esa sensación lleva a la necesidad de aplicar un cambio.

Allí comienza a actuar una peligrosa sensación que tienen los seres humanos, la esperanza, al considerar que todos los cambios son para bien, que todos los cambios son siempre positivos y que todos los cambios irán encaminados con los pensamientos alegres que la esperanza puso en ellos.

Pero los cambios también pueden ser negativos, debido a que una mala acción o elección, puede llevar a que las consecuencias sean completamente contrarias a los resultados que se plantearon al momento de ejecutar ese procedimiento.

Es allí en donde se debe analizar la necesidad de aplicar o no un cambio y para ellos se importante realizar varias preguntas. La primera sería: ¿Es necesario cambiar?

Para el caso que estamos abordando, de manera individual cada quien analiza lo que se les prometió en campaña y lo que se tradujo en resultados. Las personas que consideran que fueron traicionados por los otrora candidatos y hoy mandatarios, los lleva a clamar por un cambio; por el contrario, las personas que consideraron que se realizó un trabajo acorde al plan de gobierno, pueden desear o no una continuidad. De esta manera se divide la opinión pública entre quienes desean un cambio y quienes desean el continuismo.  

Para acceder al primer cargo del país, los candidatos realizan una serie de ofertas en sus planes de gobierno, pero quienes votan en su mayoría lo hacen de manera irracional y se dejan llevar por los sentimientos más básicos como son la empatía y la similitud con el candidato.

Las elecciones mediante votación popular, como fueron concebidas y son enseñadas en los establecimientos de todo el mundo, requiere de los votantes un esfuerzo intelectual y económico, pero el problema es que la mayoría de los votantes no están dispuestos a efectuar su derecho al voto mediante los costes que se deberán asumir.

Votar a conciencia requiere del análisis más allá de los sentimientos, se necesita un análisis con cabeza fría sobre las propuestas de cada candidato y compararlas, de manera que su elección sea fundamentada en su raciocinio y de su modelo de progreso general. Se necesita estudiar las alocuciones, las entrevistas a todos los candidatos, también es necesario escuchar y leer a los analistas de diferentes espectros políticos y solo después de tener ese mundo de información, tomar una decisión. Esa es la razón por la cual la mayoría de los votantes son ignorantes consientes, y es porque no desean emplear sus recursos para tomar una decisión intelectualmente honesta.

El tipo de votantes quienes están dispuestos a realizar todo el esfuerzo, se verán tentados a no realizar ese trabajo, debido a que su voto es exactamente igual al de los que no quieren estudiar, ese es el principal problema de la democracia actual, el incentivo para votar bien, es cada vez menor.

La razón por la cual la mayoría de los candidatos quienes aspiran a un cargo de elección popular usan la palabra CAMBIO, es debido a que el grueso de los votantes se siente traicionado por los hoy mandatarios al no crear los estados de bienestar que tanto pregonaron durante sus campañas.

Teniendo claro el deseo de cambio, viene la segunda pregunta, ¿Qué se debe cambiar?

Gracias a la experiencia que da la situación vivida, la decisión sobre el tipo de cambios que se deben aplicar viene desde la implementación de unos pequeños ajustes hasta el cambio total del proyecto, cada uno de ellos necesita de un análisis particular.

Si la experiencia propia dicta que se está conforme con la situación actual pero que podría mediate pequeños cambios lograr una optimización, se está en la situación del continuismo; allí las personas se decantan por los candidatos del mismo partido de los gobernantes y se inclinan hacia quienes suman al proyecto en curso.

En otras ocasiones el cambio es de procedimiento; las personas consideran que la idea inicial es buena, pero la ejecución fue mediante el uso de instrumentos equivocados. Allí se está en la posición en la cual se comparte la ideología del mandatario, pero se considera que sus medios fueron equivocados, por lo tanto, el cambio es de ejecutor más que de modelo de pensamiento. Los electores buscan candidatos cuyas propuestas van encaminadas al mismo modelo de pensamiento, con un método diferente al mandatario actual.

Por último, esta el cambio radical en donde se debe comenzar desde cero. Tanto el modelo filosófico, metodológico como procesal, se considera fallido y la única solución visible no es la de realizar ajuste en lo metodológico o procesal, sino cambiar desde el punto de vista filosófico en donde el modelo prácticamente se debe rehacer en su totalidad.

Dentro de este esquema de pensamiento, los electores se sientes completamente traicionado por los mandatarios actuales y consideran que la única forma en cambiar el rumbo de un país, es mediante la implementación de otros modelos de pensamiento radicalmente opuestos a los actuales. Muchas veces, ese tipo de decisión también se toma desde lo emocional, debido a que es una desesperanza la que conlleva a querer tomar una medida tan radical.

Los candidatos de los partidos políticos abiertamente contrarios al mandatario local, tiene allí una fuente de seguidores quienes mediante un sentimiento irracional quieren un cambio radical y principalmente los candidatos populistas de cualquier lado del espectro político son muy buenos en identificar esos nichos.

Luego de identificar de que se desea un cambio y define el alcance del mismo es necesario avanzar a la tercera pregunta, ¿Cómo se llega al cambio?

Definitivamente es la pregunta más difícil de todas, debido a que allí no interviene la experiencia personal como fuente de información, sino que se requiere de un análisis profundo que abarca la teoría y las experiencias externas.

Los modelos de dirección de un país vienen planteados desde el ámbito de las libertades económicas y de las libertades individuales, lo que se conoce popularmente como izquierda y derecha, pero que en realidad es izquierda y derecha, arriba y abajo.

En el eje horizontal están plasmadas las libertades económicas, definiendo como la izquierda el comunismo y la derecha como el capitalismo. Desde la constitución de 1991, todos los gobiernos han sido socialdemócratas, lo que los posiciona dentro del eje en la centro izquierda. Los discursos de los populistas de izquierda, siempre se busca distorsionar la realidad, arengando que los presidentes de hoy y del pasado han sido de Ultra Derecha, lo que es un completa mentira, ya que sus políticas los posicionan dentro de la izquierda moderada.

En el eje vertical están plasmadas las libertades individuales, allí se tiene en la parte superior la libertad es absoluta, lo que se puede considerar como anarquía en donde cada quién es libre de hacer lo que desee y es responsable por sus propios actos. En la parte inferior se tiene el autoritarismo, en donde no existen las libertades individuales y todo es regido desde el Estado. En Colombia se han tenido presidentes cercanos al centro, unas veces con más y otras veces con menos libertades. Para una mejor ilustración, tanto Fidel Castro como Augusto Pinochet, eran dictadores autócratas, lo que los posiciona en la parte inferior del eje de libertades individuales, pero es de amplio conocimiento que uno era abiertamente comunista, lo que lo sitúa en la izquierda y el otro era promercado, lo que lo sitúa en la derecha.  

Aquí se tiene otra argucia que emplean los populistas de izquierda, que es ubicar a los candidatos que están a favor de un estado fuerte en lo relacionado con la autoridad, como dictadores o autócratas, incluso los llaman Fascistas, en alusión a la Italia de Benito Mussolini quien era socialista. Si, los Fachos son de izquierda. En el párrafo anterior se demostró que el autoritarismo viene desde el promercado hasta el comunismo. La experiencia y la historia ha demostrado que en los regímenes totalitarios socialistas, la restricción en las libertades individuales ha sido muy superior que en las dictaduras de los regímenes llamados de derecha.

Luego de tener la respuesta a las tres preguntas, ¿Es necesario cambiar?, ¿Qué se debe cambiar? Y ¿Cómo cambiarlo? El análisis debe ser sobre las formas que los candidatos están proponiendo para efectuarlo y aquí es donde no se puede dejar confundir y tener las herramientas intelectuales para controvertir los argumentos.

El alcalde Quintero, quien es seguidor de la Colombia Humana, dice que el “el cambio es en primera”, ¿será que Petro es el cambio?

En el artículo se presentó la condición por la cual el país a vivido en socialdemocracia durante toda la etapa de la constitución de 1991, o sea, que el país ha sido gobernado desde la centro izquierda, así que el cambio que significa Petro, es la aceleración de la políticas del Estado de Bienestar que convierta a Colombia en un país socialista, ¿ese es el cambio?

Si se analizan los planes de gobierno de todos los candidatos, a excepción de los dos que marcan más bajo en las encuestas, TODOS están a favor de aumentar el Estado de Bienestar, que debería llamarse mejor Estado de Malestar por castigar a los exitosos para sostener a un kraken ineficiente y siempre ansioso de más recursos expropiados de los ciudadanos. Pero un candidato en particular le pone cohetes a ese modelo, Petro en todas sus exposiciones plantea propuestas que son irreales, irrealizables e injustificadas para con la realidad, pero suenan muy bien si no se analizan desde las consecuencias que se tendría al implementarse.

Colombia está en la triste encrucijada de decidir entre seguir en velocidad crucero en su camino de servidumbre que conduce hacia el socialismo o colocar el pie a fondo en el acelerador. Petro no es ningún cambio y los resultados de sus políticas se pueden ver en la prosperidad de Cuba, la libertad de Norcorea y el respeto a la vida de China.

En caso de que llegue a ganar otro socialdemócrata la presidencia del país, se tiene tiempo para pretender un real cambio, con la gran responsabilidad de buscar a un candidato que gire hacia las políticas de la libertad y el libre mercado que no se ven en el territorio desde la constitución de 1863.

Si los colombianos eligen mal, la única democracia que quedará es la elección con los pies, como lo hacen los venezolanos y los cubanos, quienes perdieron su vida, su libertad y a su país. La única forma que les queda para demostrar su rechazo a los dirigentes, es salir corriendo o nadando, abandonando familiares y amigos, no mirando atrás y tragarse las lágrimas en su recorrido incierto y sin garantías. ¿Ese es el cambio que quieren los colombianos?  

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