Periodistas y defensores de la libertad de prensa han condenado enérgicamente el asesinato de dos periodistas haitianos a manos de una pandilla en las afueras de la capital, Puerto Príncipe, mientras la nación caribeña continúa tambaleándose en medio de un aumento de la violencia.
Wilguens Louissaint y Amady John Wesley murieron en un tiroteo el jueves, dijo Radio Ecoute FM a la agencia de noticias AFP. Un tercer periodista, que estaba con ellos en ese momento, escapó.
En un comunicado publicado el jueves por la noche en la página de Facebook de la estación de radio, el director general Francky Attis dijo que Wesley fue golpeado y quemado vivo por “bandidos armados” en el vecindario de Boule 12 mientras informaba sobre la situación de seguridad en el área.
“Condenamos en los términos más enérgicos este acto criminal y bárbaro, que constituye un grave atentado a los derechos a la vida en general, y de los periodistas en particular a ejercer libremente su profesión en el país”, dijo Attis.
Haití ha experimentado una creciente violencia de pandillas tras el asesinato del presidente Jovenel Moise en julio, con grupos armados tomando el control de barrios enteros y carreteras principales en la capital y sus alrededores.
Laboule 12, donde los tres periodistas informaban el jueves, es objeto de intensos combates entre varias bandas armadas que intentan asegurar su control.
Una ruta por la zona es la única alternativa para llegar a la mitad sur del país además de la carretera principal, controlada desde junio por una de las bandas más poderosas de Haití.
El país también ha visto un aumento en los secuestros por rescate durante el año pasado, y Haití registró al menos 950 secuestros en 2021, según el Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos, con sede en Puerto Príncipe.
El primer ministro haitiano, Ariel Henry, prometió tomar medidas enérgicas contra las pandillas y dijo en octubre que “no surgirá una solución real a los problemas del país si no nos armamos con el coraje para luchar y eliminar este flagelo”.
Pero la violencia ha continuado, y Henry se vio obligado a huir bajo los disparos en la ciudad norteña de Gonaives el pasado fin de semana.
La impunidad de las pandillas destaca las debilidades del sistema de justicia penal de Haití, en el que las investigaciones rara vez tienen éxito.
El asesinato en abril de 2000 del periodista haitiano Jean Dominique, el reportero más famoso de la isla en ese momento, sigue sin resolverse.
En junio, el periodista haitiano Diego Charles fue asesinado junto con la activista de la oposición Antoinette Duclair y otras 13 personas en Puerto Príncipe. Los perpetradores de ese tiroteo tampoco han sido identificados por la policía.
El viernes, Reporteros sin Fronteras (RSF) condenó el asesinato de los dos periodistas en Laboule 12 esta semana y pidió a las autoridades haitianas “arrojar luz sobre este ataque y llevar a los perpetradores ante la justicia”.
“Las condiciones laborales de la prensa en Haití han seguido deteriorándose en los últimos años”, dijo el grupo de libertad de prensa en Twitter.
Eso fue repetido por Attis, el director general de Radio Ecoute FM, con sede en Montreal, Canadá, hogar de una gran comunidad haitiana.
“Ante un clima creciente de inseguridad, criminalidad e impunidad”, escribió en el comunicado del jueves, “pedimos a las autoridades correspondientes que asuman su responsabilidad, a fin de crear condiciones de seguridad favorables para todos”.
