Fueron varios día de llamadas, gestiones y comunicaciones que no fueron respondidas por las autoridades de Medellín.
Ante la situación, y el peligro que representaban los árboles caídos, la comunidad de Santa Rita, en San Antonio de Prado, decidió enfrentar la corriente de la quebrada Doña María y cortar los árboles que podían generar el represamiento del cuerpo de agua.