El Tribunal Superior de Bogotá confirmó la condena de Yuly Carolina Sánchez, ex operadora del aeropuerto El Dorado, por su participación en una red de narcotráfico.
La mujer, encargada de revisar mercancías en el muelle de carga internacional, permitió el paso de 99.6 kilogramos de cocaína, camuflados en paquetes rectangulares.
El fallo, que ratifica una pena de 256 meses de prisión y la inhabilitación para ejercer funciones públicas por 240 meses, desvela la magnitud de la corrupción en uno de los principales aeropuertos del país.
El modus operandi: apagar los escáneres para burlar controles
Según la investigación de la Fiscalía y el pronunciamiento del Tribunal, Sánchez utilizó su posición para sabotear los controles de seguridad. Apagaba los escáneres y desviaba la atención de sus compañeros señalando cajas diferentes a las que contenían la droga. De esta manera, facilitaba el ingreso de cocaína como si se tratara de mercancía destinada a exportación.
El caso fue denunciado por un patrullero de la Policía Nacional el 29 de junio de 2021, quien inspeccionaba la zona y detectó irregularidades en dos morrales que contenían 20 paquetes rectangulares de cocaína cada uno. Más tarde, se descubrió un total de 100 paquetes con la sustancia ilícita en cuatro cajas destinadas a la zona de carga internacional.
Tras ser detenida en flagrancia, Sánchez fue puesta a disposición de la justicia junto con el material incautado. Aunque su defensa apeló la sentencia inicial, el Tribunal ratificó la condena, calificando los argumentos de la defensa como insuficientes para desvirtuar el material probatorio.
Una red de narcotráfico
La Fiscalía y la Policía Nacional revelaron en mayo de 2023 la existencia de una red de narcotráfico que operaba dentro del aeropuerto, involucrando a empleados de una empresa de seguridad.
Entre los capturados figuran Michel Sneider Sánchez, Flor María Arias, Jesús Iván Surmay y Heidy Johana Galindo, quienes utilizaban sus credenciales para burlar controles y facilitar el tráfico de cocaína hacia destinos internacionales.
El modus operandi de esta red consistía en utilizar un hotel cercano al aeropuerto como centro de acopio, donde los empleados preparaban la droga adherida a sus cuerpos con fajas. Posteriormente, ingresaban al aeropuerto y usaban los filtros de seguridad para empleados, menos estrictos que los de pasajeros.
La droga llegaba a las salas de espera internacionales, donde era entregada en baños a pasajeros que la transportaban al extranjero.
Más de 100 horas de grabaciones de cámaras de seguridad permitieron identificar los movimientos de los involucrados, tanto en el hotel como dentro del aeropuerto.