El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, partirá a Gran Bretaña el miércoles en su primer viaje al extranjero desde que asumió el cargo, una misión de ocho días para reconstruir los lazos transatlánticos tensos durante la era Trump y replantear las relaciones con Rusia.
El viaje representa una prueba de la capacidad del presidente demócrata para gestionar y reparar las relaciones con los principales aliados que se desencantaron con los aranceles comerciales del entonces presidente Donald Trump y la retirada de los tratados internacionales.
“¿Las alianzas e instituciones democráticas que dieron forma a gran parte del siglo pasado probarán su capacidad contra las amenazas y adversarios de hoy en día? Creo que la respuesta es sí. Y esta semana en Europa, tenemos la oportunidad de demostrarlo”, dijo Biden. en un artículo de opinión publicado en el Washington Post.
Su cumbre con el presidente ruso Vladimir Putin el 16 de junio en Ginebra es la piedra angular del viaje, una oportunidad para plantear las preocupaciones de Estados Unidos directamente con Putin sobre los ataques de ransomware que emanan de Rusia, la agresión de Moscú contra Ucrania y una serie de otros problemas.
Biden hará su primera parada en el pueblo costero de St. Ives en Cornwall, donde participará en la cumbre del G7. Se espera que la reunión esté dominada por la diplomacia de las vacunas, el comercio, el clima y una iniciativa para reconstruir la infraestructura en el mundo en desarrollo. Los funcionarios estadounidenses ven ese esfuerzo como una forma de contrarrestar la creciente influencia de China.
Biden puede enfrentar presión para hacer más para compartir los suministros de vacunas de EE. UU. Con otros países después de una promesa inicial de 20 millones de dosis anunciada la semana pasada.
Su impulso por un impuesto mínimo global a las corporaciones multinacionales enfrenta oposición en casa. Los ministros de finanzas del G7 acordaron antes de la cumbre perseguir una tasa impositiva mínima global de al menos el 15% y permitir que los países del mercado graven hasta el 20% de los beneficios excedentes, por encima de un margen del 10%, generados por alrededor de 100 compañías.
Los republicanos se manifestaron en contra del plan esta semana, lo que podría complicar la capacidad de Estados Unidos para implementar un acuerdo global más amplio.
Biden se reunirá con el primer ministro británico, Boris Johnson, el jueves en Cornualles, una oportunidad para renovar la “relación especial” entre Estados Unidos y Gran Bretaña después de la ruptura británica del Brexit con la Unión Europea.
Después de tres días de cumbre del G7, Biden y su esposa Jill visitarán a la reina Isabel en el Castillo de Windsor. Biden, de 78 años, conoció a la reina en 1982 cuando era senador de Estados Unidos por Delaware.
Posteriormente, Biden viaja a Bruselas para conversar con los líderes de la OTAN y la Unión Europea. Se espera que la agenda esté dominada por Rusia, China y el tema perenne de lograr que los aliados de la OTAN contribuyan más a la defensa común.
Biden cierra el viaje en Ginebra para lo que podría resultar la reunión más difícil de la semana: una sesión con Putin, que había disfrutado de relaciones amistosas con Trump.
El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo a los periodistas que Biden espera que sus reuniones del G7 y la OTAN refuercen un sentido de unidad aliada al entrar en su sesión con Putin.
No se esperan grandes avances de la cumbre. Sullivan dijo que Biden presionaría a Putin sobre las prioridades de Estados Unidos. Las dos partes estaban negociando la conveniencia de realizar una conferencia de prensa conjunta.
