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miércoles, abril 24, 2024
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Colombia: la censura se viene encima

Por Eduardo Mackenzie

Cuando la prensa conformista dice que un mamerto «ofreció disculpas» a sus víctimas hay que ver con lupa lo que ocurrió realmente, pues suele ocurrir que las tales «disculpas» son otra cosa.

Kienyke escribe: «El politólogo y estratega político de Gustavo Petro, Sebastián Guanumen, ofreció disculpas a Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández a través de un artículo de reflexión». Tal entrada en materia parece redactada por el interesado. Tras esa frase ditirámbica aparece un Narciso que busca un reflejo en el agua de un semanario complaciente.

En ninguna parte de su escrito Guanumen pide que lo disculpen. Su texto busca lo contrario: que sus víctimas y la opinión pública aplaudan lo que él hizo. Guanumen dice que, al calumniar a los rivales de Gustavo Petro, estaba haciendo el bien, que hizo eso únicamente para «desmentir noticias falsas» y «superar miedos». Sin embargo, Guanumen es incapaz de citar en su texto un solo ejemplo de «noticias falsas» sobre Petro.

El agitador niega que su campaña de calumnias contra Federico Gutiérrez fuera ilegal y antiética. Para el asesor de Gustavo Petro difundir en decenas de miles de soportes de comunicación en redes sociales la idea de que Federico Gutiérrez es un «depravado» es admisible pues el llamado Pacto Histórico estaba «en guerra». Guanumen pretende que las campañas electorales «funcionan como una guerra». Luego todo está permitido.

Esa es la postura de un asesor que se niega a aceptar que la lucha política tiene reglas votadas por la sociedad democrática que deben ser respetadas. Los instructores de Guanumen en Moscú lo convencieron de lo contrario.

Para los comunistas todo es guerra. El trabajo sindical, la lucha electoral, la agitación política, la acción parlamentaria: todo es guerra. La cuestión no es convencer al otro, es destruir al otro, combinando todo tipo de mentiras y de atrocidades. Es lo que ese sistema totalitario hace en el mundo desde 1917.

La sociedad colombiana, los partidos y el Estado son los culpables, según Guanumen. Y, sobre todo, el periodismo. En su texto de «disculpas», el asesor de Petro amenaza con represalias a la periodista Vicky Dávila, a la revista Semana y al activista político Jaime Arizabaleta. Los intolerantes asoman así la nariz. Los censores no se ocultan. Exhiben su deseo totalitario de prohibir, de purgar.

Fuera de las gesticulaciones de Guanumen emergen las maniobras de Francia Márquez quien trata de instrumentalizar a la Fiscalía General para que amordace al periodista Gustavo Rugeles. Y está lo de Jaime Caicedo. El jefe del Partido Comunista, no satisfecho con su intento de pulverizar la conciencia histórica del país con el informe de la orwelliana «Comisión de la Verdad», que anima el jesuita Francisco de Roux, la emprende ahora contra la periodista Salud Hernández. Caicedo le exige que «rectifique» lo dicho por ella sobre el carácter criminal de la ideología comunista. Todo eso deja en evidencia que el régimen de Petro movilizará todo tipo de mecanismos para criminalizar el pensamiento libre, la libertad de expresión y el derecho de los periodistas a informar a la ciudadanía. Todo eso está ahora en peligro.

El petrismo no le perdona a Semana que haya revelado el escándalo de los «petrovideos» –las discusiones de la campaña del PH sobre cómo enlodar a los candidatos no petristas, sobre todo a Federico Gutiérrez, lanzándole calumnias y rumores sucios y fabricando imágenes degradantes–. Para Guanumen el problema no está en los métodos decididos por los jefes del petrismo para «acabar» con otros candidatos sino en el hecho de que esa inmundicia fuera destapada.

Con gran lucidez, Federico Gutiérrez comentó: «Las excusas a estas alturas son solo convenientes para ellos. [Son] parte de su estrategia. Ya el daño está hecho y lo seguirán haciendo». El líder de la coalición Equipo por Colombia, quien declaró su oposición al gobierno de Petro, alertó al país sobre el affaire Guanumen: «No creo en sus buenas intenciones. Quieren mostrarse nobles y humildes, cuando no lo son. Han demostrado ser todo lo contrario. Ojo Colombia».

Con sus dos páginas de simulados descargos, Guanumen pretende salir blanqueado de ese turbio episodio. Pero nadie olvida que él ideó el engranaje infernal que, desde el mes de mayo pasado, operó para arrebatarle a los colombianos, ilegalmente, la opción Federico Gutiérrez para la segunda vuelta de la elección presidencial en junio. Y de eso tendrá que rendir cuentas un día. Ninguna dictadura es eterna.

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