Por: Jesús Vargas
Tras reconocer que por efectos del Covid-19, está en riesgo la seguridad sanitaria y de alimentación de millones de personas, el Banco Mundial analizó varios aspectos.
En primer lugar recordó que al inicio hubo temor por una posible escasez. Luego se comprobó que no había riesgos de desabastecimiento.
Aún así encontró que el año pasado el precio de la comida trepó un 14% en el mundo
El asunto deriva en menores ingresos de las personas y las dificultades en algunos casos para el transporte, en especial en tiempo de restricciones.
Según el presidente David Malpass el manejo alimentario debe darse sobre tres principios o prioridades.
Primera, permitir libre flujo de alimentos para evitar escasez artificial y picos de precios. Que se permita el libre cruce de fronteras.
Segunda, reforzar las redes de protección social que ayudan a las familias afectadas por crisis sanitaria y económica.
Finalmente hay que mejorar la prevención y la preparación, pues los sistemas alimentarios del mundo soportaron numerosas conmociones en 2020, desde impacto económico en los productores y consumidores hasta las plagas de langostas del desierto y el clima errático.
