Los dos estados más grandes de Australia informaron el domingo leves disminuciones en las nuevas infecciones por COVID-19, lo que llevó a las autoridades a decir que podrían pasar días antes de que las duras medidas de bloqueo mostraran avances en la contención de la propagación de la variante Delta.
La ciudad más poblada del país, Sydney, y todo el estado de Victoria, que suman casi la mitad de los 25 millones de habitantes del país, están bajo órdenes de quedarse en casa después de que comenzara un brote de la cepa del virus altamente infeccioso el mes pasado. Lee mas
El estado de Nueva Gales del Sur (NSW), del cual Sydney es la capital, informó 105 casos nuevos el día anterior, frente a los 111 del día anterior, mientras que Victoria registró 16 casos nuevos, frente a los 19.
Nueva Gales del Sur también registró una muerte adicional por el virus, elevando el total a cuatro desde el comienzo del año y el total nacional a 914 desde que comenzó la pandemia.
“Trabajando juntos comenzaremos a ver que esos números avanzan, y estamos dedicando todos nuestros recursos y esfuerzos para que eso suceda”, dijo la premier de NSW, Gladys Berejiklian, en una conferencia de prensa televisada.
“Queremos asegurarnos de que permitimos que las familias y las empresas en particular se recuperen tan pronto como podamos y es por eso que vamos a dedicarlo todo en las próximas dos semanas”.
Un día antes, Berejiklian endureció las restricciones a la ciudad de cinco millones de habitantes, incluido el cierre de todas las obras de mantenimiento de edificios y propiedades y prohibió a unas 600.000 personas en los suburbios más afectados salir de su vecindario inmediato para trabajar.
El cierre de la construcción significaría que hasta 500.000 personas no podrían trabajar, informaron los medios locales, incluidos los involucrados en importantes proyectos de obras civiles, aunque el gobierno dice que los trabajadores que se retiren seguirán recibiendo salarios a través de pagos de ayuda.
De particular preocupación para las autoridades es la cantidad de personas infecciosas que circulaban en la comunidad antes de ser diagnosticadas, que se situó en 27 el domingo, aproximadamente en línea con los últimos días. Berejiklian dijo que parecía poco probable que el número se acercara a cero para el objetivo del 30 de julio a fin de levantar las restricciones.
Agregó que el número probablemente comenzaría a disminuir en cinco días “porque hay un retraso en los datos” y que no descartaría seguir cambiando las restricciones.
La vecina Victoria, con 7 millones de personas bajo un bloqueo de cinco días programado para finalizar el martes, dijo que los 16 casos nuevos estaban vinculados a cadenas de transmisión conocidas.
“Se está desarrollando como esperábamos, pero eso no quiere decir que cualquier caso adicional sea una buena noticia”, dijo el primer ministro de Victoria, Daniel Andrews.
“Es demasiado pronto para que podamos determinar si podremos salir de este encierro a la medianoche del martes”, agregó, y señaló que uno de los nuevos casos fue en una ciudad rural a 540 km (335 millas) de Melbourne. lo que indica una rápida propagación geográfica.
Australia evitó el alto número de infecciones y muertes de muchos otros países en las etapas iniciales de la pandemia debido a las rápidas restricciones fronterizas, las órdenes de quedarse en casa y el estímulo económico.
Pero un año y medio después, el gobierno federal está bajo presión debido a un lento lanzamiento de la vacuna, a quien algunos expertos culpan de cambiar los consejos regulatorios para la vacuna AstraZeneca y el suministro limitado del medicamento Pfizer Inc.
Un poco más del 10% de los 25 millones de habitantes de Australia están completamente vacunados, una fracción de las tasas de Estados Unidos y Gran Bretaña.
