El 7 de agosto del 2022, el guerrillero desmovilizado de la guerrilla M-19, tomó posesión como presidente de Colombia, tras unas cuestionadas elecciones en donde la diferencia mínima, mostró un país dividido ideológicamente. Esa vez, asumía la presidencia una persona que prometía un gobierno progresista, con una marcada influencia de las corrientes socialistas que Chávez en Venezuela, había denominado del Siglo XXI pero con una fuerte tendencia al radicalismo comunista. Había llegado el Gobierno del Cambio.
Ese gobierno que prometía esperanza a sus adeptos y seguidores, cultivados a lo largo de la lucha comunista guerrillera de su líder y por el trasegar político contracorriente que ha ha venido desarrollando desde su desmovilización: primero en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, pasando por puestos burocráticos, el Congreso de la República como uno de sus miembros y como Alcalde de Bogotá.
Como congresista, Gustavo Petro logró convencer con sus debates y capacidad retórica, a miles de personas que lo llevarían con su voto a la Alcaldía de la primera ciudad de país. En éste último puesto demostró que era mejor congresista y retórico, que administrador; para sus críticos era lo más ovio, pues es mas fácil “hablar” que “actuar” y para hablar estaba el parlamento. Por eso su Alcaldía pasó a la historia como una de las mas nefastas que ha tenido la capital de la República.
No obstante, la “ceguera ciudadana” que se aferró al discurso, borró del colectivo seguidor su incapacidad administrativa y se llenó de esperanza para votar por sus promesas, la mayoría de ellas utópicas y casi imposibles de realizar, que iban desde construir un tren elevado que conectara a Buenaventura y Barranquilla por medio de la selva, hasta proponer reformar todo el marco normativo cambiando el sistema democrático por uno en donde el Estado es sobrepoderoso en materia laboral, de salud, pensional, tributario, legislativo, electoral, judicial y en donde también se interfieren las fuerzas militares y de policía.
Petro prometió el “oro y el moro” haciéndose vocero de los relegados, de los que su fórmula a la vicepresidencia llamó “los nadies y las nadies”, “los empobrecidos” dentro de un evidente discurso populista que no iba a resistir por la debilidad de los argumentos.
Con mentiras. Así se hizo elegir Gustavo Petro, con una diferencia de solo un millón de votos, algo mínimo en un país de 50 millones de almas. Logró dividir el país y convertirse en el presidente, supuestamente, de todos los colombianos. Sus seguidores lo aclamaron y echaron en lo que él representaba, todas sus esperanzas con la “certeza” que Petro cumpliría con el “Gobierno del Cambio”. Ahora despiertan asustados de lo que hicieron.
Han pasado desde ese agosto hasta este mes de mayo, solo nueve meses de gobierno y la esperanza desbordada, no tardó mucho en ser la evidencia de la desilusión y arrepentimiento. Petro había iniciado su Gobierno con buen favoritismo, inclusive entre los que siendo opositores, pasaron por la resignación de perder en las urnas y aferrarse a la difícil idea de que el de Petro podía ser un gobierno decente. Es mas, para octubre de 2022, la encuesta El Opinometro de Datexco, lo ubicaba con el 48% de aprobación y donde sólo el 38% lo desaprobaba. Hoy todo muestra cómo esa rueda se desinfló en tiempo récord.
Petro en estos pocos meses no convenció y por el contrario, su gobierno ha ido de tumbo en tumbo, de escándalo en escándalo y de mal a peor, logrando desplomarse en aprobación hasta el 30%, una caída libre que lo lleva a que el 68% lo desapruebe, entre ellos, no solo los que votaron en contra, sino quienes le eran afectos y hoy se suman a la bolsa de los arrepentidos.
Petro afectó sus bases y los arrepentidos se multiplican, día a día, no sólo en las encuestas, sino en las calles en donde ha demostrado perder la convocatoria que, presuntamente tenía, además de quienes tradicionalmente son de izquierda como los sindicatos, que se rehusaron a salir el 1 de mayo, fecha que Petro quería convertir en no el día del trabajo sino en el día de su apoyo; algo que no gustó y que mostró unas calles mermadas a las que tradicionalmente marchaban. La situación es tan grave, que los propios sindicatos están interponiendo acciones legales contra su gobierno ante las altas cortes.
Pero las redes sociales, espacio preferido de Petro para gobernar, han sido su peor calvario; porque ni las bodegas petristas están con la actividad e intensidad que antes tenían. Un congresista del Pacto Histórico, le dijo a IFMNOTICIAS hace unos días, que las bodegas ya ni pagando, quieren manifestarse en apoyo de Petro, porque cualquier cosa que digan a su favor, puede hacerlos quedar mal en su ya lesionada credibilidad. Cuenta que la decepción es tan evidente, que no usan siquiera cuentas falsas para esconderse en twitter… la razón: “están desilusionados y desmotivados con lo que viene haciendo Petro”.
Precisamente el congresista en mención, quien prefiere que su nombre no sea divulgado para no crecer los problemas que ya tiene con sus colegas por amplias diferencias, explica que los debates al interior del Pacto Histórico “se hacen cada vez mas pesados y difícil de sostener”. Señala que ” no existe unanimidad frente a lo que propone el gobierno” y que “lo que existe todavía, es una especie de disciplina de perros que había logrado Roy Barreras, pero que no se sabe que pueda pasar con Alexander López”.
Explica que son muchos los arrepentidos en el Congreso que ya comienzan a elevar voces de molestia que divide y señala que “hay que entender que el pacto es una colcha de retazos compuesta por muchos grupos minoritarios, cada uno con su propio interés”. Al respecto indica que a los ambientalistas no les importa las negritudes y a estos no les interesa lo que piensen los indígenas y a estos nada que ver con los LGTBI y así cada grupo por su lado.
Y es que los pactos, no solo el Pacto Histórico, sino todos los pactos que ha hecho el gobierno, están pegados con la “mermelada” propia de la burocracia que ha servido, en las últimas semanas, para ser arma de chantaje a los partidos a cambio de apoyo legislativo como se demostró con los partidos Conservador, Liberal y la U recientemente y que desbarató la coalición de Gobierno y las mayorías.
Esto mismo está ocurriendo al interior del Pacto Histórico, en donde la crisis puede ser fuerte ya que han entendido que el Gobierno ahora pretende es negociar con con los colectivos sino con cada uno de los congresistas.
Y es que al interior del Pacto Histórico las cosas se están poniendo feas. Existen unos líderes que están presionando y casi obligando, satanizan y amenazan a los que se salen de la línea dictada y esto, dice, en cualquier momento estalla.
Fuera del Congreso de la República, las cosas no son mejores con quienes hicieron público su apoyo a Petro y no fueron capaz de esperar a que se cumpliera el año, para salir con sus críticas aireadas al gobierno y a las decisiones del presidente. Los mas recientes los actores, quienes además invirtieron dinero en la creación de un emotivo comercial, durante la campaña, en el que reunidos en una mesa, elogiaban al hoy mandatario. Solo nueve meses después de su posesión, se sienten traicionados, sin rumbo, decepcionados y hacen reclamos a través de los medios al Gobierno, porque ni siquiera los recibe ni los escucha.
Robinson Díaz, Fabio Rubiano, Adriana Lucía entre otros, son solo algunos que se quejan en las redes; pero no son los únicos. Sectores sociales, gremios, sindicatos que se unieron para votar por Petro, le reclaman el cambio y solo ven cambios de ministros, falta de coherencia, falta de continuidad y ninguna promesa cumplida.
Los artistas vieron como salió la ministra de cultura y la forma en la que fue sacada, los maestros le exigen al gobierno que les cumpla, los taxistas a quienes les prometió que no subiría los combustibles, son los primeros que se sintieron engañados, los motociclistas por la misma línea, los médicos ven ahora que hasta responsables los van a declarar sino curan, además que ya los han señalado de culpables de la situación actual y de ser negociantes en la pandemia, pasando de héroes a villanos.
Los ciudadanos se manifiestan porque los impuestos y alzas solo serían para los 4 mil mas ricos, pero ahora no tienen ni con qué comprar el diario, los sectores de justicia no solo vieron el que no les llegaba el presidente a sus reuniones, ahora ven como los ataca y pretende violar el marco constitucional. Los sindicatos como el de Ecopetrol se aferran a creer que el gobierno los mantendrá empleados y celebran 600 nuevos puestos pero les ronda la pregunta sobre como será posible si no habrá exploración ni explotación ni de petróleo ni de gas.
Los camioneros están preocupados porque les prometieron que no se meterían con ellos en este gobierno y ya debieron bloquear a comienzo de año los peajes, ahora se vendrá lo mismo con el anuncio del incremento en el ACPM. Las guerrillas confiaban en la Paz Total y ahora se ve como esa posibilidad se desmorona y anuncian que vuelven a la guerra.
Entre tanto mientras las calles dicen no a las reformas, los partidos políticos en el congreso también dicen no, los gremios escriben cartas y envían estudios técnicos que argumentan no a las reformas, el propio Banco de la República advierte de los puestos que se perderán, la Comisión de Regla Fiscal advierte por línea parecida, los empresarios advierten, los médicos advierten, los políticos advierten, las altas cortes advierten, la Procuraduría advierte, la Fiscalía advierte, los expresidentes advierten, los militares advierten… Petro y su gobierno no escuchan al país e insisten en imponer las reformas a como de lugar.
Es así como los arrepentidos siguen creciendo. Ya no solo se ve en los medios, en los columnistas, en las calles, en el congreso, en las cortes, en los empresarios, en los gremios, en todos los sectores vivos, productivos, cívicos y sociales. Las encuestas lo reafirman y confirman y el gobierno y el presidente No escuchan. Es mas, se molestan y pelean con quien les dice algo, les dice que están equivocados o les critica; al punto que contra ellos actúan dictatorialmente.
En IFMNOTICIAS, lo que antes eran noticias aisladas de arrepentidos, ha pasado a convertirse en una especie de sección cotidiana entre sus contenidos. Ya los casos narrados se cuentan por decenas en sus páginas. Y solo van nueve meses.
