Por Bernardo A. Guerra Hoyos
En nuestro país tenemos gravísimos problemas, pero, sin duda, entre ellos sobresale el de la corrupción, que asola los presupuestos públicos y que ha dado al traste con la moral y la ética en el sector público y en la actividad privada.
Esta semana fuimos enterados, que no sorprendidos, por la última noticia: la captura del senador del Partido Liberal Mario Alberto Castaño Pérez. El senador Castaño resultó reelegido el pasado 13 de marzo por 68.350 votos. Su captura fue ordenada por la Corte Suprema, que lo sindica de «concierto para delinquir, interés indebido en celebración de contratos, peculado, concusión y estafa».
Se le inculpa, entre otras actuaciones ilegales, de exigir coimas, mordidas, participaciones y sobornos del 10 %, o más, en contratos, en un concierto delictivo, para lo cual se habría asociado con otras personas, con ramificaciones en los departamentos de Tolima, Chocó, Risaralda, Caldas, Valle y, posiblemente, Antioquia.
En nuestro departamento, por lo menos, logró extender su influencia a la alcaldía de Daniel Quintero, como lo evidencia el nombramiento de su hermano Iván Castaño Pérez como director de Ruta N —organismo creado años atrás y dedicado a impulsar la ciencia y la innovación en nuestra ciudad—. Un ejemplo más de cómo se «franquiciaron» las secretarías y gerencias públicas en Medellín.
El caso del senador Castaño —muy cercano al suspendido alcalde Quintero— se une a otros, lamentablemente.
Las actuaciones corruptas de miembros de la campaña del senador Petro, como se ha hecho patente en los acuerdos con delincuentes y en las maquinaciones del senador Roy Barreras contra sus oponentes políticos y en especial contra los precandidatos, son extremadamente graves. Es una forma de asesinato moral y político de los rivales. Por ello el excandidato Federico Gutiérrez amplió la denuncia en la Corte contra la «banda criminal» que se dedicó a desprestigiarlo.
Es una forma delictiva de ejercer la política, lo que no se debe permitir en nuestro medio.
Esa falta total de principios en una campaña no puede ser aceptada por los colombianos.
De allí que no podamos votar en blanco, pues eso sería abrir el camino para que la candidatura del «Pacto de la Picota» y de la asociación delictiva se imponga y llegue al control del poder, con las nefastas consecuencias que ello tendría para nuestra democracia.
Razón tiene entonces el candidato Rodolfo Hernández en señalar la corrupción como una de las principales dificultades que sufre el país y a la cual piensa atacar de frente y sin esguinces de llegar a la Presidencia.
Hernández tiene razón en atacar la corrupción porque, de lo contrario, el país se perderá en manos de los bandidos.
Ese mismo propósito de lucha anticorrupción lo he compartido yo durante años en mi actividad pública y por ello apoyaré con mi voto al ingeniero Hernández en la segunda vuelta, a celebrarse el próximo 19 de junio.
Post Scriptum: ¿Quién es el senador que en reuniones afirma tener avión particular, cuentas en el exterior y una cantidad inmensa de recursos y lujos inhabituales en quienes ejercen la actividad pública como una forma de servicio y no de enriquecimiento personal?
