Por Eduardo Mackenzie
No puedo creer que los electores colombianos hayan rechazado ayer la candidatura presidencial de una doble víctima de las FARC y del ELN y elegido el candidato de una coalición donde aparecen fuerzas de donde salieron los secuestradores y asesinos del padre y de la hija del candidato Rodolfo Hernández. Mi escepticismo es, pues, total ante el escrutinio electoral de ayer. No creo que esa haya sido la decisión del pueblo colombiano. La Registraduría tuvo graves problemas técnicos, de ética y de neutralidad política en los escrutinios de las elecciones legislativas de marzo pasado y esos problemas nunca fueron corregidos antes de la elección de ayer.