viernes, marzo 29, 2024
InicioOpiniónEditorialAníbal Gaviria, un gobernador con heridas de guerra en el alma

Aníbal Gaviria, un gobernador con heridas de guerra en el alma

A pesar de los intentos que han hecho, y que harán, para tachar la historia con fábulas y mitos que no tienen sustento en la realidad, la mayoría de los colombianos tienen cicatrices en el alma, que son imposibles de borrar. Esas heridas son el testimonio verdadero de lo que pasó y se convierten en una marca que recuerda el paso de la guerra por sus vidas.

Así como muchos perdieron padres, hermanos, familiares y amigos en la lucha contra el narcoterrorismo, lo que dejó profundas cicatrices en el alma, Aníbal Gaviria y su familia pusieron una enorme cuota de dolor y sacrificio en esa guerra contra los enemigos de la verdadera paz.

Cuando Gaviria se acerca al féretro de un uniformado asesinado por las nuevas generaciones de narcoterroristas, su rostro se transforma y el gesto amable, que es habitual en el gobernador, se inunda de dolor y angustia. Él es una víctima de la guerra y conoce el mapa del sufrimiento que padecen las familias de aquellos que resultan sacrificados por los anhelos de poder de un puñado de criminales.

Saber lo que se siente es, inexorablemente, revivir el dolor, la incertidumbre y la impotencia ante el hecho cumplido de la muerte injusta. Posar su mano sobre un ataúd recubierto con la bandera de Colombia, es un gesto auténtico de compasión, dolor, solidaridad y empatía con la familia del sacrificado y también con toda la nación, que ve, impávida, como sus hijos más jóvenes son atravesados por las balas pagadas con el dinero de un negocio que algunos quieren legalizar, el que además se nutre con las miles de hectáreas cultivadas con esas siembras malditas que son regadas con sangre colombiana.

Aníbal Gaviria ya recorrió, junto a sus padres y familiares, ese viacrucis que significa el secuestro y asesinato de un hermano que estaba esforzándose por conseguir una dosis de paz para Antioquia. Él conoce cada estación del dolor, no solo por la pérdida del entonces mandatario de los antioqueños Guillermo, su hermano, sino también por la de aquel amigo, Gilberto Echeverry, asesinados por las FARC después de secuestrarlos en una carretera antioqueña, mientras, vaya paradoja, hacían una peregrinación por la paz.

El gobernador fue a Carepa a demostrar lo que auténticamente sale de su corazón: además de la solidaridad con los soldados y policías, con sus familiares y amigos, también dejó ver su preocupación genuina por la situación de orden público en Antioquia, pues en aras de exhibir el poder absurdo de la violencia, los asesinos siguen desangrando al departamento y a la nación.

En medio de las agitadas aguas del acontecer colombiano, resulta alentador comprobar que existen líderes como Aníbal Gaviria, que tienen valores y principios suficientes para saber que la paz es fruto de la justicia y que la negociación con criminales y terroristas termina, invariablemente, con la humillación y con la guerra.

ÚLTIMAS NOTICIAS

Abrir chat
💬 Soy INTELLECTA ¿En qué puedo ayudar?
INTELLECTA
Hola 👋 Soy INTELLECTA, el robot virtual de Inteligencia Artificial de IFMNOTICIAS.COM.
¿En qué puedo ayudarte?