El presidente Gustavo Petro, quien obtuvo un significativo respaldo electoral en la Costa Atlántica durante las pasadas elecciones presidenciales, se enfrenta ahora al creciente descontento de la misma región que alguna vez lo eligió como su líder.
Las promesas de cambio y mejora en la calidad de vida que atrajeron a los votantes costeños se han visto, según la percepción generalizada, incumplidas, convirtiéndose Petro en el principal verdugo de una zona que enfrenta una crisis multifacética.
Falta de Inversión y Conectividad
Uno de los principales reclamos de los habitantes de la Costa Atlántica es la falta de inversión en infraestructura vial y conectividad. El deterioro de las vías intermunicipales ha afectado el transporte y el comercio, obstaculizando el desarrollo económico de la región. Las tarifas de energía eléctrica han sido un problema constante, y las empresas como Air-e y Afinia, responsables de suministrar el servicio en la región, se encuentran en el ojo del huracán debido a las constantes interrupciones y altos costos que han generado una ola de protestas en varias ciudades.
En la última semana ha quedado claro que en el problema de las electrificadoras, tiene tanta responsabilidad del gobierno colombiano que no paga los subsidios, como de la cultura de falta de pago que tienen los habitantes de la costa; al punto que Air-e debió ser intervenida y EPM. anunció que Afinia sólo puede funcionar hasta diciembre, de no tomarse medidas efectivas por parte del Gobierno Nacional, al que el Gerente de EPM, John Maya, le manifestó su intención de venderle las acciones al gobierno Petro.
Escándalos y Corrupción
La corrupción ha sido un tema recurrente en la administración de Petro, con varios escándalos salpicando a su gobierno y a su círculo cercano. En la Costa Atlántica, la crisis ha alcanzado un nivel alarmante. El caso de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) es solo la punta del iceberg. La falta de ejecución de obras prometidas y la percepción de manejos irregulares en los recursos destinados a programas sociales en departamentos como La Guajira y Cesar han aumentado el descontento de la población.
La situación en La Guajira es especialmente crítica. Las altas tasas de desnutrición infantil, que han llevado a la muerte de varios niños, reflejan la grave falta de inversión en servicios básicos como acueductos y alcantarillado. A pesar de las promesas de Petro de mejorar las condiciones de vida en la región, la realidad es que muchas comunidades, incluso en ciudades como Santa Marta, carecen de servicios esenciales. La falta de interconexión tecnológica y de infraestructura básica ha dejado a la región en un estado de vulnerabilidad, generando un profundo desencanto entre los votantes.
Cambio de Sentimiento Político
El panorama político en la Costa Atlántica ha dado un giro drástico desde la elección de Petro. Durante las recientes elecciones regionales, los votantes le dieron la espalda al Pacto Histórico y sus candidatos. Las principales ciudades capitales, que fueron bastiones de Petro en las presidenciales, eligieron a personas de la oposición en una clara señal de rechazo a las políticas del actual gobierno. La animosidad se ha hecho palpable en eventos públicos, como los partidos de la selección Colombia en el estadio Metropolitano de Barranquilla, donde se escucharon abucheos y gritos de “¡Fuera Petro!”, reflejando el desencanto de los habitantes de la región.
Escándalos Presidenciales
La imagen del presidente se ha visto aún más afectada por los escándalos de corrupción que involucran a su propia familia. El caso de Nicolás Petro, hijo del presidente, y su exesposa, Day Vásquez, ha sido un tema recurrente en los medios. Las acusaciones de ingreso de dineros ilegales a la campaña presidencial de Gustavo Petro, que actualmente son investigadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), han tenido su epicentro en la Costa Atlántica, exacerbando la percepción de que la región es un escenario de prácticas corruptas y de políticas fallidas.
Desconexión y Desilusión
El desencanto de los habitantes de la Costa Atlántica con Gustavo Petro se ha manifestado en las calles y en el discurso público. La región, que alguna vez vio en Petro una oportunidad de cambio y progreso, ahora se siente abandonada y traicionada.
Las políticas del gobierno no han favorecido a una zona que sigue enfrentando graves problemas de infraestructura, energía, agua potable y servicios básicos. A medida que la situación se agrava, el sentimiento generalizado es que la elección de Gustavo Petro fue un error, una lección dolorosa que los habitantes de la Costa Atlántica están aprendiendo a un alto costo.
El futuro de la relación entre el Gobierno Nacional y la Costa Atlántica es incierto. La creciente tensión y el malestar de la población indican que el desencanto puede tener repercusiones a largo plazo, afectando la estabilidad política y social de una región que se encuentra en la encrucijada entre las promesas incumplidas y la necesidad urgente de soluciones reales y efectivas.
La situación de la costa es de tal nivel de gravedad y el desencanto político tan evidente, que los locales están llamando a los líderes nacionales de oposición para que propongan soluciones para el 2026, convirtiéndose esta zona del país, en el próximo enfoque ideológico para trabajo político electoral, con alternativas, ante el mal momento que vive la izquierda y la centroizquierda en esa parte del país.