martes, marzo 26, 2024
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Ahí está mi Dios echando días. ¡A lo que vinimos!

Por Claudia Posada

Es una delicia leerlo. Su más reciente columna para IFM Noticias El abismo está cerca: ¡aceleren! publicada este 2 de febrero, reconfirma su entusiasmo por el tema Educación. Se trata de Santiago José Castro Agudelo, militante del Partido Conservador, fiel a los principios de su formación política, de él podrán sentirse orgullosos quienes influyeron en su carácter ideológico bajo doctrinas afines a lo mejor y absolutamente rescatable de un ideario que desde sus inicios proclamó bondades, pero por igual, las miserias del sectarismo aniquilador, venga de donde venga.

“La calidad de la educación en Colombia es mala, hay que decirlo. Algunos, sin embargo, pretenden conciliar el sueño alegando que estamos mejor que Bolivia o Haití”. Esta, la primera frase en el artículo de su autoría, es  contundente, su franqueza se sale de todo alambique en boca de políticos. Categórico, como lo es siempre en sus posiciones cuando de hablar sin tapujos se trata, porque él se sale de los estereotipos que dicen gobernar, legislar y orientar a los colombianos. No cabe en la derecha, ni en la izquierda, ni el centro; Santiago José Castro pertenece al escenario creado para muy pocos, pues en el otro espacio, en el de los que dicen sin vergüenza que no se alinean porque la política no es con ellos, caben miles de sometidos a quienes tan fácilmente manosean ideológicamente.

“Antes de la pandemia la brecha entre los mejores colegios y aquellos que se ubican en la media nacional, era ya abismal. Con el COVID las cosas serán aún más graves y la brecha entre unos y otros se habrá ampliado a tal punto que años de pequeñísimos avances quedarán en el olvido. No olvidemos que en los últimos reportes de las pruebas PISA, 2018, Colombia perdió varios puntos, muy a pesar de la propaganda oficial que acompañaba el discurso por la paz con cifras de más inversión en educación”. Así ve Castro Agudelo la realidad de la Educación en Colombia para el momento actual. Y agrega: “Niños y niñas en Colombia hacen un esfuerzo increíble para conectarse a sus clases remotas, llamarlas virtuales o en línea es un error, pero millones no logran ver con claridad lo que sus maestros tratan de exponer. No tienen conexión a internet, si la tienen puede ser mala o deben compartir el computador de su casa con quien también tiene que trabajar, o con algún hermano o prima que está en un grado diferente”.

“Lo más grave es que los planes de alimentación escolar, PAE, esos que se robaron quienes financiaron campañas políticas, hacen que los niños y niñas reciban sus alimentos básicos en las escuelas y colegios; esos que ahora están cerrados ¿En serio creen que podrán comprar una tableta o contratar un plan de internet para sus hijos ahora que, además, deben desayunar en casa?”  Bueno sería que quienes legislan en nuestro país, los mismos que disfrutan de las becas para ellos o sus hijos, aunque luego ni ellos ni sus privilegiados aprovechen lo aprendido para servir a los desafortunados, intentaran leer los libros y demás publicaciones del doctor Santiago Castro, pues frisando apenas como unos 34 años (tal vez menos) tiene muchísimo para enseñarles. ¿Y saben por qué? Porque las oportunidades que le dio la vida, la educación que recibió y las ventajas de ser miembro activo de un partido político, están puestas al servicio del país, de la sociedad. Todas esas prerrogativas en manos del politólogo e historiador Santiago José Castro, fueron bien aprovechadas; no se desperdiciaron como es el caso de los “aprovechados”, colmados de privilegios,  a quienes suele vérseles  coleccionando certificados y tiquetes aéreos; papeles que  apenas hablan del goce de ser miembros de un partido, de una corporación, o de alguna rama del poder público,  en donde abundan servidores a  los pies de lobbistas, líderes gremiales y contratistas.

En la economía del conocimiento, el desarrollo temprano de capacidades esenciales es de primer orden…Allí es donde deberían concentrarse los recursos del gobierno, en los niños y niñas que poco tienen y que no se pueden poner un pasa montañas para salir a protestar y a exigir más presupuesto. De nada sirve tener las mejores universidades públicas, si desde el prescolar algunos aprenden a jugar y empiezan a pensar, mientras otros apenas van a “guardarse” y a evitar morirse de hambre”. En lo anterior está expuesta una realidad tan dolorosa que suena increíble cómo no hace parte del pensamiento social que debería estar por encima de  intereses comerciales o aspiraciones partidistas.

Encontramos en la siguiente frase del columnista invitado de IFMNOTICIAS, la explicación a la mediocridad de algunos discursos, tuits y demás proclamas públicas: “… Estoy convencido que sin entender y comprender los procesos históricos, estudiar la política se vuelve algo gaseoso y sin fundamento”. Bien, supongamos que en las esferas de poder y decisión, no todos estudien ni la política ni la historia, eso es evidente; pero entonces que recuerden para qué vinimos a este mundo.  De ahí que cabe rematar con algo que encontramos en una entrevista publicada por la Universidad Sergio Arboleda a Santiago Castro,  cuando fue seleccionado por la Revista Semana como uno de los 30 líderes del país menores de 30 años, siendo  vicedecano de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales, para que les hablara de su vida, logros y sueños: “Hay una cosa que se me grabó de la infancia, una frase que mi papá aún hoy repite: “sé honesto, sé feliz y haz las cosas bien””. Y lo está siendo.

En plena pandemia, con tanta incertidumbre, tratando de ser responsables todo lo posible,   aunque absolutamente y como nunca antes, dependiendo de las decisiones de los mandatarios: Lo mejor, lo más sabio, es que  seamos felices, honestos y hagamos siempre las cosas bien. Ahí está mi Dios echando días ¡A lo que vinimos!

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