Por: Oscar Jairo González Hernández
De la vida y la obra de Adelfa Arango Jaramillo, nos da cuenta Luis Álvaro Gallo Martínez, en su “Diccionario Biográfico de Antioqueños” (2001): “Nació en Concepción, La Concha, hija de Nacianceno Arango Jaramillo, hijo de José María Arango Carvajal y Córdoba, y de Ulpiana Jaramillo Aguilar. Desde los 14 años comenzó a colaborar en el colegio de su tía María Ignacia Arango Jaramillo de Llano. Profesora de pintura. Adelantó estudios en la Escuela Normal Superior de Señoritas de Medellín. Ejerció como profesora de inglés y francés. En el año de 1915, estaba como profesora en la Normal de Señoritas. Fue profesora también en los colegios de la Enseñanza, La Merced y el de Lola González. Realizó un viaje a Cuba, en el desempeño de su labor académica. Dejó los apuntes para publicar los libros sobre La enseñanza del dibujo al natural y una Historia del Arte. Escribía para la prensa local (…)”
Está importante reseña biográfica, nos permite, de cierta manera, introducirnos en la vida y la obra de Adelfa Arango Jaramillo, qué cómo se nos evidencia, estuvo siempre al tanto de su formación como educadora y pintora, de los movimientos del arte moderno; conocimiento que se procuró para estructurar su formación. Combinó pues, enseñanza del arte (tanto de la historia del arte como de la técnica), con la práctica de la pintura, lo que sin duda, le proporcionó, para ese momento (Comienzo del S. XX), un amplio conocimiento de lo uno como de lo otro, y así mismo de la mirada sobre todos los fenómenos del arte, desde una enriquecida sensibilidad y curiosidad (De la curiositas) estética. En su formación, consideró la historia del arte, como esencial y principal necesidad, y esa mismo le llevó a conocer el arte en todas sus perspectivas y características desde el renacimiento hasta el arte moderno, pasando por el arte de la Ilustración, como el arte clásico, el realismo, el naturalismo hasta el impresionismo.
Nos muestra ese vasto conocimiento de la historia del arte, en cada uno de sus artículos, y del dominio de una cierta capacidad de interpretación del arte, cuando procedió a comentar exposiciones de pintura, en los comienzos de la modernidad, y más en una ciudad como Medellín, que despertaba, apenas, a tener contacto con esas nuevas tendencias del arte en el mundo, concretamente con las llamadas: Vanguardias y como lo fueron el cubismo, el fauvismo, el expresionismo, el futurismo, el dadaísmo, entre otros.
Hay que destacar que no solo comentaba sino que interpretaba las obras y proponía maneras de mirarlas, como cuando afirmó en uno de sus artículos sobre la “Exposición arte francés en Medellín, y las modernas escuelas de pintura” (1922): “(…) para visitar una de las modernas exposiciones, hay que saber valorar, lo cual significa, no tratándose del color, que la cultura guíe nuestros ojos naturales.”
También es necesario indicar, como Adelfa Arango Jaramillo, estuvo siempre en contacto con un medio que le propició hacer su tarea de formación y formadora, dado que ya existían en esta ciudad, movimientos artísticos y literarios, como, por decir el de “Los Panidas” (León de Greiff, Fernando González, Pepe Mexía, entre otros). Y a la vez, se publicaban las obras de Tomás Carrasquilla, Efe Gómez, y otros novelistas y cuentistas de la época, que fueron sus contemporáneos.
Entre esos contemporáneos, que no eran solamente hombres sino también mujeres, se encontraban al decir de Jorge Alberto Naranjo en su artículo sobre la revista Sábado, publicado en la Revista de Extensión Cultural de la Universidad Nacional, sede Medellín (2002): “También fue notoria en Sábado la abundancia de colaboraciones femeninas. Puede afirmarse que los concursos de literatura promovidos por la Sociedad de Mejoras Públicas y promocionados por las revistas Colombia y Sábado señalan un “punto de no retorno” en nuestro desarrollo cultural, el momento en que se reconoce a la mujer su papel intelectual, su capacidad de artista, su libertad de espíritu.
No quiere esto decir que fuera entonces cuando las damas empezaron a escribir; pero en forma colectiva, como tarea que atraía a mujeres de diversas condiciones, la literatura se empieza a cultivar precisamente por esta época, alrededor de los veinte. […] Sobresale sin duda el aporte de Sofía Ospina de Navarro (usó varios seudónimos), pero a su lado aparece más de una decena de interesantes narradoras, Tila Botero de Molina, Lorenza Quevedo de C., Enriqueta Angulo J., Blanca Isaza de Jaramillo Meza, Graciela Gómez H., Ana Cárdenas de Molina, Uva Jaramillo Gaitán, entre otras, bastantes de ellas bajo seudónimos todavía, quizá para protegerse.”
Publica El Fondo Editorial UNAULA (Universidad Autónoma Latinoamericana), los artículos que escribió Adelfa Arango Jaramillo, en la revista Sábado del 14 de octubre de 1922 al 12 de mayo de 1923; con el propósito de contribuir, eso deseamos, a interesar a otros estudiosos de su vida y obra, y llevar a cabo una inmensa tarea de recuperación y reconocimiento intelectual y cultural, de este fascinante y extraordinario trayecto, y de esta trayectoria, que se vislumbra en estos comentarios tan relevantes y reveladores para la Historia y la Crítica de Arte tanto en Antioquia como en Colombia, realizados por una mujer como Adelfa Arango Jaramillo. Y a la vez como un homenaje a esta vida y obra que nos exalta a todos nosotros, y que hace posible mantener viva una “Historia de las Mujeres”, en el presente y hacia y para el porvenir.
Adelfa Arango Jaramillo. Primera crítica e historiadora de arte desde la revista Sábado (1922-1923). Medellín. Editorial UNAULA. 2025. Págs. 11-16.