sábado, abril 20, 2024

8 días de estrés generalizado

Por: Carlos Andrés Echavarría Blandón

Mañana se cumplen 8 días desde que asumió el cargo de presidente de la república Gustavo Petro y para nadie en el país ha pasado inadvertido que las reformas que se intentan implementar son bastante radicales si las comparamos con el status quo que los colombianos llevaban desde hace unas décadas.

Desde la implementación de la constitución de 1991, Colombia había sido gobernada de manera ininterrumpida por socialdemócratas. Desde César Gaviria hasta Iván Duque, la izquierda moderada se enraizó en el poder y tomaron las medidas que consideraron apropiadas en el desarrollo de un modelo de Estado del Bienestar, (que debería llamarse mejor Estado del Malestar), soportado por las teorías económicas Keynesianas propias de la agenda globalista.

Durante estas tres décadas, la creación de leyes estuvo dirigida hacia un incremento paulatino del tamaño del Estado y por ende en una mayor intromisión del mismo en todos los aspectos de la vida diaria. Se reglamentó duramente el mercado, se crearon subsidios por doquier, se entorpeció el desarrollo empresarial, se crearon derechos inexistentes y todo bajo el pretexto de que Colombia era una Estado Social de Derecho en donde sus habitantes tenían que disfrutar del modelo de Estado Benefactor desde la cuna hasta la tumba.

Para poder encontrar los recursos necesarios para sostener ese incremento del Leviatán llamado Estado, con obligaciones creadas de manera constante por los honorables padres de la patria, TODOS los gobiernos se vieron obligados a aplicar medidas en contra de los más exitosos y que posteriormente fueron derramadas sobre la población en general. El Estado no produce recursos, así que tiene principalmente dos maneras de obtener el dinero para su sostenimiento y para “distribuir” en los planes sociales que se inventaron los congresistas. Los impuestos en primer lugar como método de obtención de recursos, que es en realidad una expropiación de los bienes que los ciudadanos produjeron el día de hoy; y la segunda forma es mediante la adquisición de deuda pública, que es una obligación y expropiación para los ciudadanos en el futuro quienes tendrán que asumir la carga del despilfarro que ni siquiera ellos disfrutaron.

De esa manera, se llegó a niveles impensables de tamaño del Estado en relación del producto interno bruto; esa relación alcanzó para el año 2020 más de un 34%, lo que inmediatamente posiciona a Colombia por encima del promedio global y también lo ubica muy lejos de los países más industrializados y desarrollados del mundo, en donde, paradójicamente para muchos áulicos de las ideas socialistas, los estados pequeños e industrializados brindan mejor calidad de vida para sus ciudadanos y disminuyen la desigualdad entre la población, debido a que el libre mercado y el capitalismo realiza su mejor y más loable tarea, acabar con la pobreza.

Si el párrafo anterior no fuera ya preocupante, el sostenimiento del leviatán se financia constantemente con adquisición de nueva deuda y recurriendo a su comparación basados con el PIB, el monto entre deuda externa y deuda interna, ya sobrepasó el 60%, lo que deja muy cercano al país a una bancarrota con sus terribles consecuencias.

Después de la celebración de la posesión del presidente Petro, los colombianos están despertado de esa “resaca” y unos confirman y otros comprenden a pasos agigantados, que el nuevo mandatario es un socialista puro y duro y que la velocidad de los socialdemócratas para aplicar las medidas socialistas fueron lo suficientemente rápidas para alcanzar su objetivo y por ello comenzó a cambiar a fondo las mismas bases sobre las cuales se fundamenta el Estado.

Como lo prometió Petro, desde el primer día de su mandato radicó leyes con carácter de urgencia sobre la Reforma Tributaria y Reforma Electoral; también está próximas a radicarse la Reforma Agraria, Reforma Laboral y Reforma Minera; ya se esbozó la necesidad de una Reforma Ambiental y un muy largo etcétera que cambió la actitud de los colombianos a un estrés permanente por la incertidumbre latente.

Las reglas sobre las cuales se basa el Contrato Social, plasmadas en la carta maga de los países, no deberían ser modificables por los simples caprichos de los mandatarios de turno y cualquier asunto trascendental debería al menos ser analizado con mucha calma y bajo amplios debates de argumentos en donde la razón prime sobre la pasión. Pero no, la aplanadora Petrista soportada por los indignos que están hoy en el Congreso de la República que vendieron sus principios por un plato de lentejas, van a pasar las modificaciones sin siquiera leerlas.  

Las personas que votaron por Petro, lentamente están descubriendo el error que cometieron y que no serán los 4000 más ricos del país quienes subsidiarán los programas sociales que les prometieron, sino que serán todos los que perderán poder adquisitivo y pasarán penurias para llegar al fin de mes, al fin y al cabo, cada vez que se incrementan impuestos, son los más pobres los que sufren en mayor parte las consecuencias por la lógica del mercado, si suben los costos de producción, tiene que subir los precios del producto final; si no quieren que suban los precios del producto final, los productores se tienen que ajustar a las nuevas obligaciones aplicando recortes en sus líneas de producción y la única variable que pueden manejar es la del despido de personal. Así que pagan siempre los más necesitados, o con mayores precios o con menores oportunidades laborales.

El tema de la reforma tributaria abarcará un especial en si misma, por el momento se dejará allí.

Como el líder comunista desea de manera irracional perpetuarse en el poder, el leguleyo del Registrador Vega, quien desempeñó un papel muy importante en el sometimiento de la democracia del país en favor del socialismo, radicó un proyecto de Ley para la Reforma del Código electoral, claramente sesgado en favor de los hoy mandatarios para que se eternicen en el poder. Cuba por ejemplo, es el país en donde más elecciones se celebran en el mundo y no por eso es una democracia. Otra preocupación más que tienen los colombianos, saber que con una mala decisión se perdió posiblemente la democracia, un bien que se tenía de manera ininterrumpida por más de 70 años. A pesar de que el continente estaba inmerso en dictaduras por doquier, Colombia seguía siendo el faro de la democracia en el subcontinente.

El tema de la reforma al código electoral abarcará un especial en sí misma, por el momento dejará allí.

La cereza que decora el cúmulo de preocupaciones es la perdida de la propiedad privada como base de la economía de libre mercado. Ver a la vicepresidente y la ministro de Agricultura defendiendo a los ocupas indígenas y obligando a los legítimos propietarios de los ingenios azucareros en el departamento del Cauca a “negociar” las tierras sobre las cuales están asentados sus proyectos productivos, solo desencadenará en una guerra civil, entre los trabajadores y los indígenas, debido a que éstos últimos están condenando al hambre y la pobreza a los trabajadores de la caña de azúcar.

El tema de la reforma agraria abarcará un especial en sí misma, por el momento dejará allí.

Se puede seguir y seguir con las preocupaciones que se tienen con los ministros y decisiones de la administración Petro: la filósofa que quiere condenar al país a la miseria; el socialista que quiere acabar con el ejército; el abogado que quiere aplicar los mandatos del turbio exfiscal Montealegre; del Canciller comunista que quiere darle beneficios a todos los grupos armados; los nuevos embajadores de Venezuela y Nicaragua que deberían estar presos por corrupción y narcotráfico respectivamente; el desplante en la OEA a no querer firmar en contra de la dictadura de Ortega; la destitución de 18 generales de la policía para que pueda asumir el cargo de máximo comandante una persona a fin a la ideología; etc, etc, etc.

¿Será que son suficientes las medidas tomadas por la administración Petro durante la primera semana para que los colombianos estemos preocupados?

Ante la incertidumbre de los que deparará el futuro; la ansiedad y es estrés será el amo y señor en todos los 1.141.000 km2 que comprende el territorio nacional durante las próximas semanas.  Bienvenidos al Socialismo.

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